Entrevista a la C.P.N. Sandra Barceló Obredor, secretaria de Cultura, Turismo y Educación de la Municipalidad de San Juan —a cargo del intendente Emilio Baistrocchi—. Desde su oficina, Barceló imagina y diseña junto a su equipo los programas culturales que forman parte de la propuesta que se llevará adelante en estos años. Persiguiendo un camino de transformación y evolución personal, Barceló explicó a Caminos Culturales el trabajo interno que le permitió desarrollar una gestión que aporta una mirada femenina, sensible y protectora hacia la cultura.
C.C.: ¿Cómo se da este cambio radical en su vida profesional luego de una larga carrera relacionada con la industria y el comercio?
Si miro hacia atrás veo un camino en la función pública que inició en 2008 y que asumí siempre con un gran compromiso. La Secretaría de Industria y Comercio —que depende del Ministerio de Producción— era un espacio muy distinto al actual y esta oportunidad llegó gracias al intendente electo Emilio Baistrocchi, quien me propuso sumarme a su equipo como Secretaria de Turismo y Cultura en 2019, hace ya dos años.
C. C.: ¿En qué momento personal se encontraba al llegar esta propuesta y por qué decidió aceptarla?
Como ocurre muchas veces en la vida, sentía que estaba terminando un ciclo y fue en ese momento que llegó la propuesta de Baistrocchi para desafiarme a recorrer nuevos lugares, tanto en la gestión pública como dentro de mí, ¡y dije que sí! Esa respuesta llegó desde el sentimiento, el corazón y las emociones, no participó la razón. Cuando tomamos decisiones que implican un cambio, nos obligamos a realizar un camino hacia nuestro interior, una introspección que nos hace conectar con algo o alguien, como cuando contemplamos una pintura, disfrutamos de la danza, escuchamos una canción o leemos un libro. Esto le ocurre a los artistas, que necesitan conectarse con su yo más profundo para realizar las obras que luego nos movilizan, impactan y estimulan nuestros sentidos.
C. C.: ¿Qué emociones o sentimientos aparecieron a lo largo de ese camino interior?
Las que tienen que ver con el descubrir y, para ello, la literatura fue fundamental. Comencé a leer mucho sobre Buda y sobre las energías, y destaco el concepto de que todo lo que deseamos y hacemos en forma positiva vuelve de muchas formas, se multiplica, porque el agradecimiento no tiene límites. Por otra parte, la escritura de composiciones y relatos potenció mi costado creativo y comencé a abrir las alas de la imaginación. Este cambio también me llevó a tener una nueva mirada sobre mis amistades y mi familia, sobre quiénes me acompañan.
C. C.: Es muy interesante comprobar cómo se refleja en el otro una transformación personal, ¿verdad?
Así es. Esas personas que nos observan con interés nos dicen que nos ven diferentes y nos impulsan a continuar en esa dirección. Todos deberíamos darnos el lujo de entender que el arte se vive y que hay que respetarlo, por algo el artista pasa por diversas etapas cuando crea una obra que va evolucionando y que luego transforma, a su vez, nuestra sensibilidad. Es un camino de ida y vuelta.
C. C.: ¿Cómo ha logrado gestionar un año en el cual el mundo se detuvo?
Realmente fue muy difícil asumir el 10 de diciembre de 2019 y que inmediatamente llegara la pandemia. Abusamos del streaming, pero esto facilitó muchísimo las cosas y nos permitió realizar, por ejemplo, conferencias de arte e historia. Iniciamos el ciclo hablando sobre Juana Manso, quien en tiempos complejos para la mujer contó con el apoyo de su padre para encontrar su propia voz. También se habló sobre Domingo Faustino Sarmiento como hombre, gobernador, presidente, periodista y como ese investigador inmenso que fue en una charla a cargo de Hugo Bianso.
C.C.: ¿Qué rol ocupan en la ciudad los centros culturales?
El Centro Cultural Estación San Martín por ejemplo es un espacio que la gente puede disfrutar y en el que se han expuesto obras de artistas reconocidos a nivel internacional, como Mirta Romero. Nos interesa el turismo cultural y estamos avanzando en esa línea con el Museo de la Historia Urbana, espacio en el que cambiaremos cada tres meses el eje del guión y lo dedicaremos a las mujeres.
C. C.: ¿Cómo es liderar en el ámbito cultural a diferencia del ámbito más rígido al que pertenecía? ¿Cómo ha cambiado su mirada?
Siendo una mujer de fuego, leonina, he trabajado los cuatro elementos para acomodarme: he trabajado internamente para virar hacia este lugar en el que me siento plena. Por otra parte, al pasar del mundo empresarial —donde se toman decisiones vía economía— a otro en el que predominan sentimientos y emociones tuve que recurrir a otro tipo de liderazgo. Desde el lado de la cultura tiene que ser un liderazgo conjunto y respetuoso de lo que siente el artista, puedo compartirlo o no, pero me detengo en el mensaje que ha querido ofrecernos.
C. C.: ¿Qué puede comentarnos sobre el valor del patrimonio sanjuanino?
Cuando entendemos que la historia nos hace lo que somos, aceptamos que no es solo nuestra, en forma individual, sino que es parte de todo lo que nos rodea. Valorar el patrimonio que nos identifica, que nos hizo lo que somos, impide su destrucción; este hecho acabaría con nuestra memoria y por eso rescatarlo es nuestro objetivo. Por poner un ejemplo, si decidiéramos construir un gran centro de compras en la Casa Natal de Sarmiento, ubicada en un lugar céntrico de la ciudad, seguramente se crearían fuentes de trabajo pero dejaríamos de reconocer a alguien que hizo muchísimo por la Argentina y de ver que Sarmiento fue un batallador y un revolucionario. Esto habla de lo que somos y de la resiliencia de los sanjuaninos: él está ahí para recordárnoslo.
C. C.: Si tuviera que elegir una obra que represente la versatilidad y la adaptación que la impulsan a salir a escena todos los días, ¿cuál elegiría?
Pablo Henríquez es un artista que pinta caballos y que en su exposición “Arde Troya”, realizada en el Centro Cultural Estación San Martín, nos habla de la resiliencia en una de sus mayores expresiones. En estos momentos, elegiría una de esas obras: dentro de este caballo hay mucho y es todavía una caja de sorpresa para mí. Pablo me enseñó que Chopin y Troya se llevan muy bien y así presentó la muestra junto a su esposa: escuchábamos al famoso pianista mientras admirábamos la obra. Creo que todos tenemos algo de Troya y definitivamente este caballo que ha pintado me apasiona.
C. C.: Me gustan los caballos por su nobleza y su galope a través de las praderas, con sus crines al viento: transmiten una sensación de libertad e independencia muy especiales.
Así es, son serviciales, compañeros, te llevan. Cuando cabalgamos podemos ver el verde o el amarillo de los campos, subir a la cima de una montaña o llegar hasta la orilla del río al trote lento o galopando.
Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández
Crédito fotográfico: Caminos Culturales y secretaria de Cultura, Turismo y Educación de la Municipalidad de San Juan