El mundo del arte tiene en Carlos Gómez Centurión a un creador plástico que, a través de su originalidad, ingenio y virtuosismo transmite la esencia de un espíritu que sus obras, cargadas de belleza y de naturaleza, se convierten en un bálsamo para los sentidos.
Así pues, y en esta búsqueda por descubrir una nueva forma de retratar la cordillera sanjuanina y plasmar los colores que saltan de la misma formación a la tela del artista, “Digo el Mercedario”, es el cortometraje, resultado de la travesía al Alto Valle del Colorado que, a partir del 23 de septiembre de 2022, forma parte de la historia del Museo Franklin Rawson, de la ciudad de San Juan, presentada en un conversatorio que contó con la presencia del profesor Alberto Sánchez Maratta curador, crítico, artista y pensador del arte y de los propietarios de la galería, Raphael Castoriano y Gustavo Travieso, quienes viajaron exclusivamente para acompañar al artista en el lanzamiento y sellar con sus relatos, las experiencias vividas en el desarrollo del proyecto.
Al finalizar la proyección, Centurión comentó a Caminos Culturales: “Ha sido un arduo trabajo; un proyecto patrocinado por la galería Keëmart de Nueva York, la empresa que revoluciona el arte contemporáneo. No ha sido un viaje más: si bien fueron diez días invernales, el sol nos acompañó con su calor. La propuesta fue hacer un panorama de La Ramada, El Alma Negra y El Mercedario, cerros que pinté desde allí con el objetivo de construir seis cuadros de dos metros de altura por tres de ancho que conforman un solo cuadro de dos por dieciocho donde quedan plasmadas las magníficas elevaciones”.
A más de 4000 metros de altura, la expedición fue registrada bajo la dirección de cámara de Gustavo “Huevo” Muñoz que sumó su experiencia al realizar los diversos crudos que, luego, se transformaron en el corto. El realizador trabajó con ahínco para dar forma a un concepto, que el artista subrayaba durante la pandemia: “después de este intervalo obligado, habrá una vuelta a la naturaleza, luego de una superproducción del arte conceptual. Es por eso por lo que me buscan, porque hace años que hago este trabajo. El título “Digo el Mercedario”, evoca al otro, pero en realidad la galería de New York la titula “I speak the Mercedario”. El concepto es que las cosas no existen hasta que el hombre no las nombra; esa afirmación es el objeto que creo y nombro, por eso, Digo”, continuó Centurión, quien trabaja con materiales traídos del Valle Colorado; “he tomado pigmentos del cerro amarillo en la Morena del Glaciar del Mercedario y otros furibundos negros y los incorporo en la tela como pigmentos que son propios de los minerales de la zona”.
El proyecto ‒dividido en dos partes‒ tuvo como norte conformar, como señalamos, un gran mural de una altura de 18 metros de ancho: “es muy encantador hacerlo con un bastidor gigante y trabajar las imponentes moles en la tela: es conmovedor. Hay que hacerlo rápidamente porque las circunstancias adversas del clima pueden malograr el trabajo. En un principio, pensé en realizar bocetos gigantes; luego decidí dejarlos y la obra empezó de nuevo: tiene tierra roja muy potente y el amarillo de los cerros que se combinan”.
El corto da cuenta de la magnitud de la gesta del artista que eligió reflejar en la tela el cerro amarillo que está en la morena del glaciar del Mercedario: “Ya había hecho un trabajo similar en las Salinas Grandes de Jujuy o en las Sierras Las Señoritas: ahora lo trasladé aquí y es muy potente. Es como un calco, un santo sudario, un “frotage” que diseño con rodillo de pintor. Esta idea de traer este cerro a la sala de exposiciones me permitió lograr una apropiación distinta del paisaje: tiene que ver con los conceptos de presentación y representación ‒que es lo que hace cuando uno pinta un paisaje‒ y, en este caso, lo presenté en una sala o en algún lugar.
Las palabras sobran cuando las imágenes son tan poderosas, a punto tal que traspasan la pantalla. En el cierre de nuestra entrevista, le pregunté al creador de “Digo el Mercedario”, qué le “dice” el paisaje de la montaña que lo atrae como para llevarlo a regresar para construir un nuevo diálogo que solo su poder fundador transforma en magnífica pintura: “No he descifrado ‒o quizás sí‒, cuál es el mensaje que me impulsa a volver. Es el valle superior: el Valle del Colorado; desde ahí todos los cerros que se divisan tienen más de seis mil metros. Quisiera destacar, además, que un experto en expediciones y director del Complejo Astronómico El Leoncito (Casleo), el doctor Sergio Chellone, nos acompañó en una noche de luna nueva en la cual las estrellas son testigos de nuestro camino: fue fantástico y muy motivador”.
“Digo el Mercedario”, suma la emoción ‒palabra que domina esta entrevista‒ cargada de pasión y fuerza interna y externa.
Si imaginamos cada momento de filmación y las montañas como inspiradoras de pintores de la historia; estas; las de la cordillera sanjuanina, se muestran de una manera maravillosa ante la mirada del artista y, de esta manera, resultaron retratadas por el expertise del autor quien, con las montañas como musas se nos aparece como un pintor de tiempos pasados que nos trae al presente con el desafío de ayudar a construir un mundo en relación ecológica con la vida y la belleza.
Patricia Ortiz
Crédito fotográfico: Carlos Gómez Centurión
Corrección: Ricardo de Titto