Entrevista a Davide Peluzzi, nacido en Teramo, en los Abruzos de Italia, presidente de la Asociación EXPLORA G.E.S.I. (Guías de Senderismo para Expediciones Internacionales) y Tutor del Curso de Formación GAE (Guías de Senderismo Ambientales), SER TRAINING Región de Las Marcas.
Dueño de un espíritu introspectivo y aventurero, cuenta a Caminos Culturales, el valor de su experiencia en el recorrido de vida que lo llevó a la conquista como escalador del misterioso Gran Sasso y de otras montañas del mundo. En efecto, la imagen de los imponentes macizos puede aparecer como lejana y firme pero cuando llegamos a ella con paciencia y pasión, sabemos que hemos incorporado una nueva fortaleza, que ha cambiado nuestras vidas…
¿Cómo se inició tu carrera en los maravillosos Abruzos italianos?
De niño pensaba que el Gran Sasso era la única montaña del mundo; mi abuelo y mi padre me contaban historias de hombres, animales y misterios de la gran montaña de Il Corno Grande (modernamente llamada Gran Sasso), el pico más alto en los montes Apeninos y el más alto también de la península itálica. Luego con el paso de los años comencé a escalar las distintas montañas y «descubrí» que estaba equivocado: por este motivo comencé a pensar y explorar el Mont Blanc en los Alpes, el Monte Rosa, el Matterhorn y el Gran Paradiso, entre otros.
En este camino tuve la suerte de conocer a muchas personas que me enseñaron el camino “correcto” a través de información y técnicas para sobrevivir a gran altura. Le debo mucho a mi querido amigo y primer guía de la montaña de la región de Abruzo, Lino D’Angelo, quien murió en 2015 a los 95 años. A él le debo mucho: en cada partida hacia el Himalaya o el Ártico, lo recuerdo, lo he tenido presente…
¿En qué ciudad naciste y cuándo fue el momento en que decidiste dedicarte a conquistar las majestuosas montañas?
Nací en Nerito en la provincia de Teramo en el corazón del Parque Gran Sasso Laga. En 1994 escalé por primera vez el Mont Blanc, a 4810 m de la Vía del Papa. El mundo de los glaciares y las grandes altitudes era una atracción que me fascinaba: quería conocerlo y vivirlo en persona. No me bastaba solo con leer libros: así nació mi historia como escalador de montañas. Ahora colaboro con un grupo internacional CLINTEL: juntos intentamos entender mejor la dinámica climática del planeta Tierra. Hay allí, trabajando en conjunto, premios Nobel, científicos de la Tierra y exploradores como yo. Si los lectores de Caminos Culturales desean más información pueden visitar WWW.CLINTEL.ORG
Fue un placer llegar a un sitio arqueológico cuyo recorrido nos permitió conocer tu magnífica labor en una jornada que formó parte del tramo Teramo en el Congreso organizado por la International Training Summer School, presidida por el profesor Pietro Grimaldi
Así es: al lugar donde realizamos el circuito, me gusta llamarla “la Ciudad Perdida”, es un sitio arqueológico arcaico aún por definir y que está ubicado en el Municipio de Crognaleto con sede Municipal en Nerito desde 1880. Es un yacimiento arqueológico que abarca desde los hallazgos de Bronce-Hierro hasta la Edad Media. Es el Parque Nacional Gran Sasso y Montes de la Laga. Entre las autoridades presentes se encontraban el presidente del Parque Nacional Gran Sasso Laga, el abogado Tommaso Navarra, luego el alcalde de Crognaleto (Nerito) Orlando Persia: Además estaba el presidente del Proloco de la provincia de Teramo, Sr. Carmine Santarelli, Leonardo Franchi, el profesor Pietro Grimaldi y su equipo, y yo como Embajador del Parque Gran Sasso y Montes de la Laga en el mundo.
¿Qué sensaciones descubres al escalar una montaña o compartir con un grupo un momento inolvidable de intercambio y libertad en medio de una maravillosa naturaleza?
Llevo veinticinco años estudiando el sitio arqueológico de la Ciudad Perdida de los Sicels del Gran Sasso. Estoy buscando la verdadera identidad de este lugar que, quizás sea la mía también. Nací entre estos valles y montañas y otras elevaciones del mundo me han enseñado mucho. Si eres honesto contigo mismo, sé honesto con el resto del planeta.
Siempre me ha atraído la imagen de la montaña: es como una metáfora de la vida, de todo lo que queremos conquistar, pero no como conquista sino como la llegada a nuestro interior: en ese silencio se crece evolutivamente; es como avanzar firmemente en ese descubrimiento tan preciado.
Estoy de acuerdo contigo. Me gusta la conexión con las inmensas montañas; ¡no se les puede mentir! ¡La naturaleza siempre corrige las tareas de los hombres, siempre!
Desde la cima de la montaña se comprueba que tu reflexión es todo un legado. ¡Gracias!
Patricia Ortiz
Crédito fotográfico: Davide Pelluzzi y Caminos Culturales
Corrección: Ricardo de Titto