Casa de Salta recordó la tradición cristiana que se festeja en todo el mundo con la exposición de hermosos pesebres que llegaron desde varias Casas de Provincia. La natividad del Señor Jesucristo fue celebrada en colores, materiales y gustos de acuerdo con la creación de cada artesano. Fue San Francisco de Asís el precursor que ayudó a los habitantes de una población a recrear el Nacimiento del Niño Jesús. Poco a poco, esta semilla prendió en los creyentes que exponían en imágenes la llegada del pequeño Jesús como símbolo de unión y paz.
En la tarde del 18 de diciembre, el delegado de la Casa de Salta, doctor Sergio Etchart, recibió y agradeció a todas y cada una de las provincias que aceptaron unirse en el mes de Navidad. “Para quienes vivimos aquí, es una caricia en el alma ver los sentimientos, tradiciones, costumbres y trabajo que nos remiten a nuestros tíos, abuelos que nos dejaron cosas buenas y lindas que recordamos en un pesebre. Es un sinónimo de amor que une, en esta oportunidad, a las Casas de Provincia de Catamarca, Córdoba, La Rioja, Mendoza, San Juan, Río Negro y Salta”. Como anfitriona, Salta ofreció dos pesebres: “El Colla” hecho por artesanos de El Carril en arpillera, con una escenografía cálida que nos recuerda al norte de nuestro país. El Niño Jesús estuvo a cargo de Juliana Moray quien utilizó tela, encolado y colores profundos.
Para Angélica Carrizo, directora del área de Cultura de Casa de la Rioja, la convocatoria cubrió todas las expectativas debido a que se fue gestando en su despacho en diciembre de 2009 y fue retomada por Casa de Salta en 2010. El motivo del pesebre presentado por la Casa de La Rioja fue el destacar el contraste social entre lo que se festeja, cómo se festeja y la realidad social que existe, tratando de unir la fiesta religiosa del nacimiento como un modo de concientizar el derecho de igualdad.
“En la idea y realización del pesebre, sólo participó el área de Cultura de Casa de La Rioja. Entre los materiales utilizados distinguimos dos tipos; unos que se identifican con el sentir tradicional y religioso de nuestra tierra, como también con lo natural del suelo riojano, como la piedra, la arcilla, las leñas. En contraste con ellos, justamente marcando una diferencia, se usaron materiales como telgopor, luces, papel transparencia para fotografía, etc.”, explicó Angélica Carrizo, quien destacó el trabajo que nació de un proyecto que se viene gestando desde hace tiempo, basado en la difusión de nuestra cultura. Casa de la Rioja apoyó en todo momento el desarrollo de esta exposición que entre idas y venidas llevó a los organizadores más de 30 días.
Además comentó que su provincia fue declarada «Capital Nacional del Pesebre» y fiel a este reconocimiento, en el mes de Navidad se desarrollan muchas actividades temáticas; entre ellas, las más importantes son los concursos oficiales y particulares de pesebre y tarjetas navideñas. “En nuestra provincia, una de las costumbres más importantes es la visita a los pesebres de otras casas de familia junto a las pacotas, que son grupos de personas que cantan villancicos. Son recibidos por los dueños de casa con aloja y añapa (bebida de algarrobo). En la misma fecha, se celebra la fiesta del Tinkunaco (unión de la cultura española con la indígena), que transmite, junto con los pesebres, la unión cultural y la confraternidad entre todos los riojanos. No hay distinciones sociales, todos visitan a todos”, agregó esta sencilla señora, que expresó en palabras lo que se vivió en una tarde cálida en Casa de Salta.
Susana Delgado fue la encargada de representar el área de Cultura a la Casa de Mendoza y explicó que el pesebre que participó en la muestra fue diseñado por la artesana Cristina Ramírez de Sosa, quien se especializa en trabajos en totora, material característico de la zona norte de Mendoza. Su participación fue promovida por la directora del Archivo General de la Provincia, quien anualmente organiza una muestra de pesebres en dicho organismo, dependiente de la Secretaría de Cultura de Mendoza.
La vocación de Cristina Ramírez de Sosa por el trabajo con totora nació de la mano de su padre, Juan Ramírez Serrano, quien fue obrero en una fábrica de fibras en su pueblo natal, Águilas, provincia de Murcia, en España. Al llegar a Mendoza, adoptó la totora como material útil. “Así lo vi tejer interminables trenzas de cinco totoras y formar grandes rollos; y luego, a la sombra de la higuera, sentarse a coser, dar forma y, mágicamente, aparecían chupallas, canastos, paneras, cestos para la ropa, coronas navideñas, esqueletos para botellas y damajuanas, tapizados de sillas, cortinas para ventanas, frescas sombrillas para el verano, alfombras, y también con mucho amor y paciencia, mi muñeca de totora, a la que yo tenía que vestir; de modo que la totora me llevó a aprender a coser… Luego, de grande, uní telas, vallas, lienzos, arpilleras y surgieron nuevas creaciones, como este pesebre que aquí presento”, dijo Cristina Ramírez de Sosa.
“Ojalá esta muestra sea muy visitada, porque se puede apreciar la gran diversidad de enfoques y técnicas alrededor del mismo tema”, manifestó Delgado.
Casa de San Juan participó con el Taller Comunitario Manos Hacendosas, dirigido por Beatriz Muñoz de Chica. Fue promovido por el ministro de Desarrollo Humano y Promoción Social, Daniel Molina. El pesebre de Manos Hacendosas llegó desde el departamento de Rivadavia trabajado en papel molde y cerámica en frío; fue elogiado por la variedad de colores y por su característica naif.
“Este Taller Comunitario tiene una gran importancia debido a que el grupo que lo integra está muy bien organizado y realiza actividades y tareas solidarias para la comunidad. Además, han logrado enfocar esta inquietud de creación artesanal hacia un mini emprendimiento comercial”, contó la doctora Nilda Ferreyra, subdirectora de Casa de San Juan.
El programa musical constó de canciones mendocinas, en las voces de Silvia Posse y Mónica González, el coro del Grupo de Arte de Laferrere y un tenor, que expresaron en su voz la emotividad del momento. Cada pesebre tuvo su espacio y el público se detuvo a contemplar la figura de mansos animales, pastores con su humildad y alegría en escenarios donde la imaginación de los artistas voló para traer la luz de las estrellas. Empanadas y comida típica de cada región acompañaron un momento de amistad. La muestra podrá visitarse hasta el 6 de enero en Casa de Salta.
Me parece maravilloso aunque no del todo asombroso lo que he visto en este artículo. He vivido 52 años y he visitado a la provincia de Salta, siempre con placer y promoviendo toda nuestra cultura.
Hoy, en mis «vacaciones» deseo que mi hijo disfrute de «Salta» toda! sin excluír estas maravillas, lo haré, por supuesto que acceder al pasaje sea posible y que cuando esté allí se cumpla mi deseo de encontrar el mismo espíritu que transmiten y con seguridad esta vigente para aquellos que, no por que sí, elegimos Salta. Gracias!!!!!