Entrevista a Sebastián Brunacci, Comandante del Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas que realiza vuelos de cabotaje, regionales e internacionales en Sudamérica y el Caribe. A pesar de las restricciones impuestas a causa de la pandemia provocada por el Covid-19, estos trayectos forman parte de los vuelos de repatriación que permiten que los miles de argentinos varados en el exterior puedan regresar a sus casas. Este 2020 Aerolíneas Argentinas cumplirá 70 años de unir destinos y de hacer realidad los sueños de los viajeros que día a día la eligen, y es también el orgullo de una sociedad que se ve bien representada en el mundo.
C. C: ¿Cuál es su historia en Aerolíneas Argentinas y qué rol cumple en este momento de crisis a raíz de la pandemia por el Covid-19?
Soy comandante de Aerolíneas Argentina, vuelo desde 2004 y actualmente lo hago en el Boeing 737. Tenemos dos tipos de aeronaves, el Airbus 330 para vuelos internacionales y transoceánicos y el 737 muy versátil para vuelos de cabotaje, regionales e internacionales dentro de Sudamérica. Esta situación sin precedentes afectó económicamente al mercado aerocomercial en general y también a nuestra aerolínea debido a las restricciones impuestas para frenar el contagio. Aerolíneas Argentinas ha dejado de operar regularmente y nuestra tarea ahora es repatriar a los argentinos que quedaron varados en el exterior.
C. C: ¿A cuánto asciende la cifra de argentinos varados fuera del país?
Esos números los maneja nuestra Cancillería, pero sí sabemos que hemos repatriado a 14.000 argentinos. Comenzamos el 18 de marzo aproximadamente, con la idea de hacer la mayor cantidad de vuelos posibles durante esos primeros días porque muchos países ya estaban tomando la decisión de cerrar fronteras. Llegamos a Europa, Estados Unidos, Bogotá y el Caribe.
C. C: ¿Cómo se eligen los destinos?
Esperamos indicaciones del gobierno y de la dirección de la compañía para concurrir donde haga falta. En un principio se hacen vuelos hacia donde tiene bases la aerolínea, es decir, a nuestros destinos regulares. Se trabaja junto a Cancillería para tratar de llevar a los pasajeros a los aeropuertos y desde allí traerlos a la Argentina.
C. C: ¿Cuáles son los destinos aquí en Latinoamérica?
En Brasil son cuatro ciudades: San Pablo, Salvador de Bahía, Río de Janeiro y Florianópolis; en Colombia, Bogotá; en el Caribe, Punta Cana; y en Chile, Santiago de Chile. Hay muchos pasajeros que están en otras ciudades, como Cuzco o Lima, en Perú. La semana pasada también llegamos a Ecuador en un avión de gran porte y de largo recorrido utilizado habitualmente en vuelos a Europa, Estados Unidos y el Caribe —un Airbus 330—.
C. C: ¿Qué experiencia le ha dejado el vuelo a Lima, ciudad donde esperaban muchos compatriotas?
Cuando se inició esta operación se plantearon los vuelos a Lima. El 20 de marzo yo era parte de la tripulación del primer vuelo con parada allí. PCuando se inició esta operación se plantearon los vuelos a Lima. El 20 de marzo yo era parte de la tripulación del primer vuelo con parada allí. Paralelamente, habíamos hecho un acuerdo con la Cancillería de Perú para realizar una doble repatriación: llevar a ciudadanos peruanos y traer argentinos. Lamentablemente, por cómo iban avanzando las restricciones en Perú, muchos argentinos no pudieron llegar a los aeropuertos y tuvimos demora para autorización de sobrevuelo de espacio aéreo. Finalmente el vuelo fue realizado al día siguiente por otra tripulación de nuestra compañía y la nuestra fue convocada para volar a San Salvador de Bahía, en Brasil.
C. C: ¿Cómo se elige a los pilotos y a la tripulación para estos vuelos?
Destaco que la tripulación es voluntaria. Una vez declarado el proceso de pandemia y riesgo en destino, el piloto o tripulante que se incorpora lo acepta, pero si quiere acogerse a los decretos nacionales y no volar, está en su derecho. Este vuelo que mencionaba, por ejemplo, fue reforzado con un piloto más para mitigar la fatiga. En general vamos dos, se llega a destino, descansamos y volvemos, pero este fue diferente. Todos estábamos muy motivados porque éramos conscientes de que íbamos a traer a gente que estaba esperando en los aeropuertos, que había dejado sus hoteles porque estaban cerrando las ciudades. Al llegar a San Salvador esperábamos traer a todos los argentinos porque teníamos capacidad para 170 pasajeros, pero no todos pudieron subir porque no tenían los endosos de su pasaje, una herramienta administrativa a través de la que una compañía le pasa sus pasajeros a otra. Intentamos resolver el problema, pero al final volvimos con algunos asientos vacíos.
C. C: ¿Qué expresiones de gratitud recibieron de los viajeros que esperaban ansiosos el regreso a casa?
¡Muchas! Recuerdo que al ser muy consciente de lo que se estaba viviendo, bajé de la aeronave, me acerqué a la zona de mostrador previa al embarque y ahí percibí que los viajeros estaban más tranquilos; junto con otros pilotos hablamos con ellos unos minutos. Por supuesto que fueron muy gratificantes el agradecimiento, los aplausos y las miradas de satisfacción de cada pasajero que indicaban que ya faltaba poco para estar en tierra argentina. Eso fue un poco lo que se vivió. Cada tanto hacíamos algún anuncio sobre cómo sería el vuelo o sobre cómo cuidarnos entre todos, en especial el uso de barbijo quienes no lo tuvieran para protegerse y proteger al pasajero de al lado.
C. C.: Otro momento de emoción se vive al escuchar los aplausos luego del aterrizaje…
Somos profesionales y no debemos hacer nuestra tarea esperando aplausos, pero no puedo negar que recibirlos es muy gratificante ya que nos acerca a los pasajeros y a las historias que hay detrás de cada uno. Muchas veces saludamos a todos cuando bajan: es la manera que tenemos de demostrar nuestra pertenencia a la compañía, nos sentimos parte de una gran familia que a lo largo del tiempo ha ido crecido y que este año celebra su 70º aniversario. Cuando un pasajero nos elige, confirma que nuestro trabajo es valorado.
C. C. Si esta pandemia no hubiese existido, ¿qué planes ideaban? ¿Les gustaría incorporar nuevas rutas?
En esto soy bastante realista, porque los cambios y las planificaciones en aeronáutica llevan tiempo. Esperaba que la compañía creciera en cuanto a rutas y que se recuperaran destinos en el exterior que hace tiempo no se operan como Nueva Zelanda y Barcelona, una ciudad que, lamentablemente, se dejó ir; era más que rentable —con un 98% de ocupación— y durante mucho tiempo prácticamente no tuvimos competencia. Si hablamos desde el aspecto económico, somos un país receptivo del turismo europeo y de habla hispana, por lo que haber dejado esa ruta fue un pecado. Este año también alentaba la suma de otras ciudades históricas en Europa, como Paris o Londres, aunque ese es un objetivo a largo plazo. A corto plazo me parecía más lógico reincorporar Barcelona y tener más presencia en Sudamérica.
C. C.: ¿Y con respecto a los vuelos de cabotaje?
En cuanto a la Argentina, y aunque todas las provincias están conectadas, es importante darles mayor frecuencia diaria para potenciar el turismo interno y de reuniones. Si bien la pandemia ralentizará esos planes, tenemos suerte de contar con una línea Aérea Nacional que nos permite realizar tanto vuelos de repatriación como vuelos hacia China para buscar insumos médicos más que necesarios para dar respuesta al Covid-19. Los test servirán para detectar nuevos casos y los respiradores ayudarán a salvar vidas. Cuando el país vuelva a estar en funcionamiento, nos adaptaremos y, una vez levantada la cuarentena, flexibilizaremos lo más rápido posible según las indicaciones que se den y comenzaremos con nuestra vida normal.
C. C.: ¿Qué piensa del aspecto positivo que posiciona a Aerolíneas Argentinas en un lugar de importancia por la experiencia y la calidad humana de sus integrantes?
En una situación como esta, estos aspectos de la empresa saltan al primer plano. Si no contáramos con determinada calidad técnica, operativa y humana, estos viajes no podrían realizarse, ya que el costo en una empresa privada sería muy elevado. Tenemos facilidad y versatilidad para hacer lo necesario. En un vuelo participa mucha gente que opera desde distintos lugares, en tierra, por ejemplo, está el personal administrativo, de despacho, quienes hacen el seguimiento de los vuelos, las bases que organizan a los pasajeros, el personal de mantenimiento. Es un trabajo en equipo.
C. C: ¿Cómo visualiza la celebración de los 70 años?
Cumplir 70 años es algo muy especial para la compañía y será un día único. Ojalá podamos brindar con quienes construyeron y construyen este presente, y mirar al pasado desde una situación más tranquila y un panorama más favorable, volando y trabajando para seguir uniendo destinos.
C. C.: Imaginemos que estamos en uno de los vuelos de repatriación y que nos da la bienvenida, ¿qué nos diría?
Buenos días, les habla el Comandante: ¡Bienvenidos a bordo! Somos Aerolíneas Argentinas , hemos iniciado el vuelo que los llevará de regreso a casa.
Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández
Crédito fotográfico: Aerolíneas Argentinas
Que aerolínea más pésima más nunca vuelvo a viajar con ellos
Que hermoso es tener noticias como estas, un gran saludo a mis colegas que dia a dia arriesgan sus vidas con vocacion de servicio y en solidaridad con nuestros compatriotas….aguenten soldados del aire….a proposito ya que estoy en comunicacion con ustedes quisiera saber a que velocidad despegan estos colosos del aire y a que velocidad aterrizan y cual es la velocidad de cruzero?…
Me encantó esta nota que demuestra el valor de estos trabajadores de los cielos!!Gracias Caminos por seguir en eestos tiempos de pandemia.