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Akihito, el Emperador emérito del Japón otorgó la Orden del Sagrado Tesoro a Horacio Marcó

Entrevista a Horacio Marcó, quien recibió la valiosa condecoración Orden del Sagrado Tesoro, Rayos de Plata, entregada por las autoridades japonesas como reconocimiento a largas carreras de servicio en el marco de las Condecoraciones de Primavera 2018.

Entrevista a Horacio Marcó, quien recibió la valiosa condecoración Orden del Sagrado Tesoro, Rayos de Plata, entregada por las autoridades japonesas como reconocimiento a largas carreras de servicio en el marco de las Condecoraciones de Primavera 2018. Marcó trabajó durante algo más de un cuarto de siglo como Asesor de Prensa en la Embajada de Japón en la Argentina y, ya retirado, fue homenajeado —junto a otros tres galardonados— con esta medalla tan significativa que se entregó por primera vez en el año 1888. En diálogo con Caminos Culturales, Marcó describió sus tareas como Asesor de Prensa, destacó la importancia de haber podido desarrollarse y crecer como persona y como profesional a lo largo de su carrera gracias a la confianza que depositaron en él, y también los valores de la cultura japonesa que desde Occidente deberíamos observar para aprender de ellos.

C. C: ¿Cuándo recibió la condecoración del Orden del Sagrado Tesoro, Rayos de Plata?

Hace un año, el 29 de abril de 2018, se dio a conocer oficialmente la fecha para recibir esta honorable condecoración que S.M. el Emperador Akihito del Japón —hijo de Hirohito, Emperador durante la II Guerra Mundial—, a través de su Gobierno, me otorgó por mi desempeño en la difusión de la cultura japonesa en la Argentina. Todo empezó, sin embargo, cuando me pidieron mi Currículum Vitae y otros datos muy precisos. Entonces presentí que algo extraordinario ocurriría y así fue: guardo este reconocimiento como un tesoro, porque además, el Emperador Akihito abdicó el pasado abril, por lo que ahora es Emperador Emérito.

El Emperador Akihito del Japón otorgó la Orden del Sagrado Tesoro a Horacio Marcó

C. C: ¿Qué recuerdos tiene de la ceremonia? 

La condecoración tuvo lugar el pasado 15 de agosto en la residencia del Embajador del Japón en la Argentina, Noriteru Fukushima, quien formó parte de esta hermosa ceremonia. Estuve  acompañado por mi madre y fue realmente emocionante porque dediqué 26 años de mi vida a un trabajo que me ha regalado muchísimo y que me dio la posibilidad de recibir premios y diplomas, pero sobre todo la posibilidad de viajar y de conocer a fondo la cultura japonesa. Tuve la suerte de haber viajado más de cinco veces a Japón y de haber compartido muchos momentos con su gente gracias al periodismo. Por eso, cuando llegó el momento del anuncio oficial de la condecoración sentí mucha alegría.  

C. C: ¿Cómo ve a la cultura japonesa?

Es envidiable, es el primer mundo de verdad. Pero más que nada, es una cultura en la que todavía la palabra empeñada es sagrada; los japoneses tienen este modo de vida que supimos tener en nuestro país. Por otra parte, a pesar de los avances de la tecnología en el mundo de hoy y siendo Japón un referente en esto, se mantienen muchas formas de vida tradicionales. Es una cultura para copiar.

C. C: Otra cosa que se destaca es el respeto al ciudadano, ¿verdad?

¡Sí!  Nadie hace lo que no debe porque no corresponde, nadie se lleva dinero de otro y si encuentran una billetera o un objeto valioso, lo devuelven. Son pacientes y respetuosos: valoran a los ancianos, a los niños y a la familia, ¡es maravilloso! Quien quiera conocer Japón, sin duda quedará encantado: luego de haber visitado varios países, debo decir que de Japón tenemos mucho para aprender y buenos ejemplos a seguir.  

El Emperador Akihito del Japón otorgó la Orden del Sagrado Tesoro a Horacio Marcó

C. C: ¿En qué consistía su trabajo?

En líneas generales, mi cargo como Asesor de Prensa de la Embajada se desarrolló a partir de una revalorización en general de la cultura japonesa en la Argentina: busqué transmitirla, por ejemplo, a través de actividades culturales formales. En una ocasión, conseguí que más de 50 periodistas viajaran a Japón y esto favoreció el intercambio entre la Embajada y la prensa, porque los periodistas que viajaron después difundieron su experiencia en los medios. En ese momento fui el nexo entre todos esos periodistas y la Embajada de Japón, establecí los vínculos para que se sintieran acompañados durante el viaje. Me siento muy agradecido por la libertad con la que trabajé: generé un ‘ida y vuelta’ cultural a partir de los viajes y la experiencia, esas fueron las aristas que marcaron el camino. Algunos de los ‘hitos’ o anécdotas más importantes de estos 26 años que ahora recuerdo son, por ejemplo, el momento en el que le negaron la visa a Maradona por el tema de las drogas, la cuestión con el barco de Plutonio que estaba cerca de la Patagonia y el tema de la caza de ballenas. Todo esto lo trabajamos conjuntamente y los diplomáticos siempre estuvieron dispuestos a aceptar los consejos de un periodista argentino.

C. C: ¿Qué tema le gustaría desarrollar hoy si recibiera un llamado de la Embajada?  

Japón y Argentina han desarrollado lazos muy importantes. El embajador actual,  Noriteru Fukushima,  es muy abierto y decidido: patrocina reuniones con otros embajadores, acepta reportajes.  Me encantaría que mucha gente lo conociera y que así se valorara más su tarea. Por otra parte, después de dejar mi lugar en la Embajada de Japón, dirigí los ciclos de Cine con María Kodama en la Fundación Borges y actualmente trabajo con otras embajadas —Francia, Portugal, Irlanda—  para preparar ciclos de cine también, me interesa desarrollar esa veta de la cultura para que las culturas se sigan conociendo. Si eso se logra, ya está hecha la prensa.

El Emperador Akihito del Japón otorgó la Orden del Sagrado Tesoro a Horacio Marcó

C. C: ¿Algún director de cine japonés que pueda mencionar? 

Kurosawa, sin duda. El cine que aman los japoneses, en Argentina no se conoce mucho. A ellos les gusta un cine determinado, muy particular, con otros temas, otras formas y otros artistas, pero lo cierto es que a la Fundación Borges —de marzo a noviembre— la gente llega muy encantada.

C. C: ¿Qué lugar de Japón lo ha encandilado?

Tokio es precioso, también la isla de Miashiva, que tiene características espectaculares.  Un lugar muy interesante, sin embargo, es Okinawa: me gustaría trabajar sobre esa ciudad porque tiene la particularidad de que la mayoría de los japoneses que vive en la Argentina proviene de allí.  Recuerdo que, hace unos años, armé un encuentro entre españoles y japoneses de Galicia y Okinawa. Así como el 70% de los españoles que llegaron a la Argentina eran gallegos, lo mismo pasa con los inmigrantes japoneses. La charla Okinawa – Galicia versó sobre las similitudes entre ambas regiones en cuanto a la emigración y a lo que sienten todos los que se ven obligados a abandonar su lugar y sufren por ello. Fue un encuentro muy emotivo, muchos lloraban por los recuerdos que les traía. Tengo pensado hacer esto con otras colectividades también, porque el Centro Okinawense es muy interesante y tiene mucho para ofrecer. Los okinawenses también se sienten argentinos y por eso es importante, como dije, conocernos más, compartir nuestras culturas… Quiero trabajar en esa dirección.

C. C: Preguntaré una curiosidad, ¿por qué les gusta tanto el tango?

Sabe que una vez hable con una agregada cultural y me comentó que hay una canción japonesa que tiene una música similar en la que quien se va es el varón y quien queda penando es la mujer, al revés que en el tango. Quizás en ese intercambio, en esa vuelta de tuerca, esté la razón por la que les gusta tanto.

C. C: Y esa canción japonesa, ¿tiene final feliz?

No siempre. Allí también podemos ver la complementariedad del ying y el yang.

C. C: Si tuviese que describir su larga trayectoria, ahora “coronada” por este importante reconocimiento, ¿cómo lo haría?

La verdad es que fui un periodista que recibió reconocimientos tanto personales como profesionales y tuve la suerte de jamás sentirme extranjero. Cuando llegaba el lunes para ir a trabajar, siempre lo afrontaba con mucha alegría y pasión. Todo lo que conseguí fue gracias a que confiaron en mí. De ese modo, logramos una gran interacción que se fundó en el respeto y en el valor de la palabra. 

Patricia Ortiz

Crédito fotográfico: Horacio Marcó

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