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Capoeira, Candomblé y otros Caminos hacia la libertad

El texto, de Cristina Fazzito, fue originariamente una tesis de graduación para el Instituto Universitario Nacional de Artes. CAPOEIRA, CANDOMBLÉ Y OTROS CAMINOS HACIA LA LIBERTAD explica los caminos recorridos por los esclavos brasileros en la época colonial. Partiendo de la historia de la esclavitud en el continente y del tráfico en los navíos negreros, describe una cultura basada en las ansias de libertad. –¿Qué expectativas tenías antes de la presentación del libro en Casa do Brasil? –Casa do Brasil me dio una llegada a un público al que no hubiese podido acceder. Gracias al contacto de mi Mestre Marcos Gytaúna, de la Asociación Argentina de Capoeira – Grupo Topazio, y a mi Profesor Mago con Casa do Brasil, fue una convocatoria diferente porque hubo profesores, alumnos, interesados en la …

El texto, de Cristina Fazzito, fue originariamente una tesis de graduación para el Instituto Universitario Nacional de Artes.

CAPOEIRA, CANDOMBLÉ Y OTROS CAMINOS HACIA LA LIBERTAD explica los caminos recorridos por los esclavos brasileros en la época colonial. Partiendo de la historia de la esclavitud en el continente y del tráfico en los navíos negreros, describe una cultura basada en las ansias de libertad.

–¿Qué expectativas tenías antes de la presentación del libro en Casa do Brasil?

–Casa do Brasil me dio una llegada a un público al que no hubiese podido acceder. Gracias al contacto de mi Mestre Marcos Gytaúna, de la Asociación Argentina de Capoeira – Grupo Topazio, y a mi Profesor Mago con Casa do Brasil, fue una convocatoria diferente porque hubo profesores, alumnos, interesados en la capoeira, que preguntaron y se interesaron por la publicación. Su director, Fabricio Müller, me abrió las puertas y es muy sensible a este tipo de inquietudes. Por otra parte, se realizan allí actividades relacionadas con la cultura, la educación, el espectáculo.

–¿De qué manera fue presentado el libro?

–Contó de tres partes. La primera fue la explicación de mi trabajo, que no fue como escritora, dado que soy una artista plástica que investigó para su tesis. Luego, se explicó lo que hago en el mundo de la plástica y de la investigación y, finalmente, se pasaron fotos que fui tomando en los distintos viajes. Eso le daba un marco más real a lo que explicaba: las danzas de los orixas, las fotos de los museos, las casas y los trajes típicos de cada región.

–¿Cómo nace tu inquietud por la capoeira?

–En principio realicé esculturas de capoeira para terminar mi licenciatura y, además de lo figurativo, de la figura humana, del estudio anatómico, de los movimientos, al ser capoeirista encontré la excusa perfecta y sentí la necesidad de explicar y darle un marco teórico a mi tesis. En mis viajes, entrevisté a conocidos Mestres de Bahía, y toda esa experiencia la volqué en una tesis que terminó en la publicación del libro.

–¿La capoeira era una danza o una lucha?

–Los orígenes se dan en Brasil en la etapa de lucha; ¡no era una danza! ¡que no se confunda! Se la escondía porque los esclavos negros que eran traídos del África se preparaban para huir o para defenderse de los capataces. Se preparaban para la llegada del momento exacto de dejar el lugar de sufrimiento. Era un rito. Cuando se pensaba que estaban en calma, ellos se escapaban y cuando los iban a buscar, con las patadas y con los giros se defendían.

–¿Dónde se refugiaban?

–En los quilombos, que eran lugares donde se juntaban y ganaban experiencia para protegerse de los peligros. La capoeira nació en Bahía, pero también se realizó en San Pablo a fines del siglo xviii. La presencia de esclavos empezó en el norte y, en cada lugar, adquirió un movimiento propio: la lucha por la libertad.

–Libertad de la que se habla en tu libro a través de la capoeira…

–No es sólo una lucha, sino una filosofía. Lo mismo que las artes marciales y milenarias, no es sólo golpes de lucha, sino que incluye espiritualidad, energía, música, fundamentos, pedido de protección. Cuando empecé, me ayudó no sólo en lo físico y lo deportivo, sino que mejoró mi epilepsia; comencé a sentirme un poco más libre y entendí mi miedo y mi limitación en la enfermedad que me esclavizaba: ¡pude liberarme! Lo que nos pasa en la «roda» (rueda) de la danza nos pasa afuera, y enfrentarlo nos ayuda a seguir adelante. Son momentos en los que nos juntamos a «jogar capoeira». El contexto no es el de antes; hubo una etapa en la que los descendientes de africanos la usaron para sobrevivir. Era gente sin trabajo que también la usaba para robar; la preparación les daba poder y destreza físicas a pobres y marginados. Hoy es mucho más que una herramienta de superación personal y ayuda a salir de problemas puntuales como la droga.

–¿Implica un gran esfuerzo energético?

–Sí. Tiene que ver con la conexión con uno mismo. Un buen deportista se entrena mucho, pero ser humilde o saber qué hacer con lo que uno sabe es diferente.

–¿Cuántos miembros integran el grupo de capoeira?

–En la Asociación Argentina de Capoeira, que dirige el Mestre Marcos Gytaúna, hay más de mil capoeiristas.

–¿Hay mujeres?

–Sí. A diferencia de Bahía, donde se es más machista, depende el nivel; quizás por el tema de mantener una familia, hijos… la presencia de mujeres es importante y de hecho, cuando nos presentamos en Brasil, sorprende. Las pocas que hay son excelentísimas.

–Contame del libro, ¿a quién entrevistaste en Brasil?

–Nunca me planteé una entrevista a modo formal. Fueron salidas, “rodas”. Escuchar, observar, preguntarle a un Mestre. Nunca voy como turista solamente; me meto en barrios de la periferia, visito favelas asentadas y allí me quedo. Estuve en la casa del Mestre O Lago Dos Santos, que se dedica a la fabricación del birembau, el elemento más importante de capoeira. También estuve en “rodas” de distintos lugares. Aprender cosas de los libros nos ayuda y, por otro lado, tener a Marcos, que no todos los grupos tienen un Mestre bahiano viviendo en su tierra. Otra fue mi profesor Juan Peláez, Mestre Mago,quien me enseño y me transmitió la esencia de este arte que no es sólo lucha. Mi curiosidad ha sido relevante, porque lo que aprendí en la universidad me sirvió de base. Vivía en museos, veía obras y conocía el contexto histórico. Soy apasionada de entrar en las iglesias, hablar con la gente, con los orixás, que dirigen los terreros. Luego ordené todo y escribí el libro.

–¿Qué rescata la capoeira en los lugares periféricos de Brasil?

–Si bien hay mucha miseria; muchos chicos tienen capoeira en el colegio y logran formarse física y espiritualmente; les da una esperanza. El acceso a la educación formal se les dificulta y, a través de este arte, tienen chance de mantener sus raíces.

–¿Qué deporte en Argentina se le parece?

–El fútbol quizás es comparable, es popular. Cuando alguien es bueno y se esfuerza, tiene su premio. A ellos los acompaña la historia y las tradiciones y tienen un contexto espiritual; es una lucha con fundamento y se trata de que todo eso no se pierda.

–¿Qué se necesita para ser Mestre?

–Muchos años de capoeira, mucha disciplina y bondad. Ante todo, la mayor sabiduría es la de seguir aprendiendo, pasar los conocimientos. Son ricos en sabiduría por obtenerla en la vida, siempre desde abajo. La humildad transmite la clave básica para serlo: para ser grande, hay que reconocerse pequeño.

–¿Qué significa Gandaia?

–Es mi apodo. Me lo puso mi Mestre; significa celebración, alegría. Tiene que ver con las características personales de cada uno.

–¿Cuáles son las tuyas?

–Mi Mestre decía que era estar siempre de buen humor. No importaba qué me pasara. Me gustaba llegar con alegría a las “rodas” y las celebraba con felicidad. ¡Por eso es Gandaia!

–¿Qué otras cosas te gustaría que pasaran con el libro?

–Traducirlo al portugués, al inglés, al francés y que se encuentre al alcance de los capoeiristas. Toca temas básicos y fundamentales. Me gustaría que cuando un lector llegue a Bahía, pudiera investigar aún más, a partir del conocimiento que le da el texto.

–¿Cuál es la conclusión de este libro que habla de la lucha, la danza y la libertad?

–Si los esclavos que estuvieron privados de su libertad, que sufrieron y fueron castigados pudieron liberarse y reconocer el miedo para vencerlo, cualquier persona, a partir de la práctica de una actividad cultural y deportiva, puede dejar atrás, en la rueda de la vida, los problemas, las enfermedades y salir de su cueva.

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