El año Xacobeo 2022 sigue transitando los diferentes caminos junto a los fieles peregrinos y viajeros que, impulsados por el espíritu de cada uno, anhelan ser cautivados por la majestuosa Catedral de Santiago de Compostela —la joya de Galicia—, cuyo esplendor resulta de la dedicación e impulso que el Gobierno de la Xunta de Galicia le brindan.
Así pues, fue fundamental la valoración de don Antonio Rodríguez Miranda, Secretario Xeral da Emigración de la Xunta de Galicia, quien recibió a Caminos Culturales en su oficina de Praza de Mazarelos y describió esta expresión cultural que se enriquece día a día con la mirada y vivencias de miles de caminantes, minuciosos receptores de infinitas experiencias.
“Mostramos al mundo nuestra riqueza cultural y nuestro potencial. Es un recorrido que toda persona debería hacer una vez en la vida, aunque fuera tan solo una semana. Es una forma de conectarnos con la naturaleza, de descubrir el encanto de los pueblos y de la gente que los habita; conocer sus costumbres, así como las ciudades que aparecen en las rutas jacobeas y, sobre todo, de sentir ese encuentro con uno mismo. A poco de emprender el Camino, y claro está, al completarlo, se devela como el destino manifiesto encarnado en uno de los itinerarios de peregrinación más significativos de la cultura occidental”.
A la vez, José Luis Álvarez (Josechu), administrador del sitio web de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago (FEAACS), presidida desde marzo de 2022 por el economista y fotógrafo Jorge Martínez Cava, brindó su aporte, no solamente en relación con la tarea que realiza en la Federación, sino también considerando los pilares que sostuvieron su primer recorrido del Camino de Santiago y de los otros realizados a lo largo de tantos años: “Inicié mi Camino por causas particulares. Imagino que, así como para otros, no existían en mi caso motivos ni de fe ni espirituales, tampoco buscaba respuestas a nada porque no tenía preguntas, o eso creía; simplemente deseaba tiempo de soledad. Es en ese transcurrir en soledad, o a veces acompañado, cuando surgen las preguntas arrojadas por el esfuerzo físico: “¿Qué haces en este lugar, sufriendo, padeciendo calor y sed sin necesidad? No es un camino de rosas”. Luego te fijas en los demás, en su serenidad, su deseo de compartir, cómo afrontan su dolor, las ampollas, las agujetas, el peso de la mochila; el dolor y ganas de continuar, muchos tramos ajenos a su alrededor, pero siempre de la mano de los demás, afirmó desde la tranquilidad de su oficina en Madrid.
Por otra parte, es importante crear una línea de evolución marcada desde los inicios del Camino de Santiago, en el marco de las transformaciones que sufrió su propia esencia: “Mentiría si dijera que el Camino no ha cambiado, ya lo hacía cuando recién lo conocí, allá por 1993, cuando se produjo el renacer de la peregrinación con un aire aún de naturalidad e inocencia. En la actualidad se ha masificado un tanto en algunos de sus tramos. El paso del peregrino dinamiza las poblaciones y muestra nuevas posibilidades económicas, motivo de encanto a otros intereses legítimos, pero no siempre coincidentes con los valores del camino. Ahora existe oferta turística en toda regla, caminos a medida que nos llevan y traen con todo incluido. La fiebre de los 100 últimos kilómetros se ha disparado, los móviles nos acompañan para todo, suplantan las flechas amarillas, nos indican dónde comer, refrescarnos o cómo reservar cama y nos priorizan qué litera escoger, la más cercana al enchufe que nos permita recargarnos… El camino se ha hecho más artificial, aunque este cambio también está dado por la modernidad misma y las necesidades de la sociedad”.
Si creamos una metáfora entre el camino y la propia vida nos detendremos a observar que, en la marcha, la mente y el espíritu se adaptan a los acontecimientos: “Intercambias impresiones y observas atónito algunos motivos de otro peregrino, te sientes pequeño y miserable por quejarte de un mínimo dolor frente a alguien que está haciendo su último camino como modo de protesta ante una enfermedad terminal —sin perder la sonrisa—, disfrutando de cada sensación, de cada aroma. Luego llega el momento en el que comienzas a conocer tus límites y no te avergüenzas, te aceptas, te reconoces y convives contigo mismo en perfecta armonía”, afirmó Josechu, quien describe en detalle la transformación interna.
Esa sombra proyectada a través de un ventanal que se erige en un nuevo templo dispuesto a abrir sus puertas a la charla con otro peregrino, percibiendo con total claridad cómo, y casi sin darse cuenta, el peso innecesario se va desprendiendo de sus espaldas: “El modo de ver la vida, de valorar las cosas, cambia totalmente. Es ser feliz con un trago de agua fresca, una corriente de aire o un rayo de sol; apreciar el silencio, la soledad y la compañía, ver cómo van desapareciendo los límites, en todos los sentidos. No eres otro, eres el mismo, pero sin ambages. Ahora, cuando me preguntan cuántos caminos he hecho, yo respondo que solo uno, pues no he sido capaz de salir de él”.
Existen muchos caminos, muchas historias y también miradas que correrán el velo para comprender que el significado de la marcha a Compostela no es un principio, tampoco un fin, sino solo un transitar, que va abriendo paso a la vida con las pisadas de cada peregrino.
Patricia Ortiz
Corrección: Beatriz Rodríguez
Crédito fotográfico: Caminos Culturales y FEAACS
Hola cómo están?
Saben dónde puedo encontrar la Casa de Ourense en Buenos Aires – Argentina?
Cordialmente
María del Carmen Sendin Merens
¡Hola María del Carmen! La dirección es: San Jose 224 CABA
¡Saludos cordiales!
Equipo de Caminos Culturales
me encantó muchas gracias , ahi hay mucho de mis sentientos