Entrevista a Carlos Basualdo, secretario de la Asociación Cultural Sanmartiniana —presidida por el doctor Miguel Angel Licciardi—, con quien Caminos Culturales realizó un recorrido por la Celda de San Martín, ubicada en el interior del Convento de Santo Domingo, en pleno centro de la ciudad de San Juan. Allí se hospedó y desarrolló parte de la estrategia de la campaña libertadora de Chile y el Alto Perú durante su breve estadía en 1815 el “Padre de la Patria”. En esta visita al sitio histórico, Caminos Culturales pudo observar las obras de remodelación, refacción y ampliación del edificio realizadas bajo la gestión del gobernador Sergio Uñac con motivo del 170º aniversario del fallecimiento del Gral. José de San Martín.
C. C.: ¿Dónde estamos ahora? ¿Qué significa este espacio para usted y para la ciudad?
Estamos en un lugar muy especial para mis sentimientos y los de los sanjuaninos: el Centro Cultural Sanmartiniano, donde se encuentra la Celda de San Martín. Les cuento que esta celda limita con el viejo convento de Santo Domingo, donde en 1815 se alojó el entonces Coronel Mayor don José de San Martín. Si bien muchas familias le ofrecieron hospedaje, él decidió quedarse aquí ya que era muy discreto y reservado.
C. C.: En general, al leer o escuchar “la celda de San Martín” la gente cree que es un lugar de castigo, ¿por qué se llama así y por qué la visitó San Martín?
En aquella época no había habitaciones sino celdas porque llegaban al convento los seminaristas o frailes para abstraerse de las malas influencias y tentaciones. San Martín llegó un año antes de la declaración de la Independencia y se reunió, entre otros, con Narciso Laprida y Fray Justo Santa María de Oro, futuros representantes de San Juan en el Congreso de Tucumán. Digamos que San Martín actuó como operador político del futuro congreso que ya había sembrado semillas de libertad en la Asamblea del Año XIII. La idea que tenía era libertar Chile y ser recibido por su gobernador, Casimiro Marqués del Pont, siendo el representante de una nación libre.
C. C.: ¿Qué ocurrió con este espacio a lo largo de los años?
Esta manzana pertenecía al convento y con el tiempo se fueron vendiendo los lotes, había incluso una playa de estacionamiento. La gestión de don José Luis Gioja había expropiado el lugar, pero el año pasado, en plena pandemia, el gobernador Sergio Uñac inauguró el 17 de agosto esta preciosa sala que limita con el convento. ¡Fue todo un acontecimiento!
C. C.: ¿Cómo se llegó al espacio actual luego de la ampliación y la remodelación?
Estamos muy orgullosos del trabajo que se llevó a cabo, sobre todo en tiempos tan críticos marcados por la pandemia. Hoy contamos con una biblioteca, una sala de conferencias y un museo y es un espacio independiente manejado por la asociación sanmartiniana. Es un gesto que el Gobierno de nuestra provincia tiene para con esta celda histórica en memoria de don José de San Martín, quien también fue Gobernador de Cuyo.
C. C.: ¿Qué criterios utilizaron para realizar el guión museológico y la distribución del espacio?
Lo hicimos entre nosotros en base a los objetos que teníamos. Muchos pertenecían a la gente del convento, antes de ser desalojados, y luego pasaron al regimiento. Cuando pensamos en el salón de muestras, conferencias y biblioteca, pensamos en algo bonito y nada suntuoso. Tiene una muy buena iluminación, diseño y estética.
C. C.: ¿Qué historia cuenta la celda?
Nos permite contar la historia sanmartiniana y dominica porque esta orden está desde la fundación del convento. Juan Jufré dispuso que esta manzana quedara para los padres dominicos el 13 de junio de 1562, así que su historia ha ido en paralelo a la historia de la Argentina. Fray Justo Santa María de Oro, primer arzobispo de San Juan, pertenecía a esta orden.
C. C.: ¿Qué objetos forman parte del mobiliario de la celda?
Un relicario, una bayoneta de la época encontrada en la ruta sanmartiniana y varios uniformes, algunos donados por el jefe del Regimiento de granaderos a caballo y otros por el Regimiento de Patricios.
C. C.: ¿Son todos originales?
Bueno, de los usados por el Regimiento de granaderos a caballo no hay originales, ni aquí ni en el mundo. Cuando regresaron, Bernardino Rivadavia —que era el enemigo número uno de San Martín— disolvió el regimiento y quemó todos los elementos que los caracterizaban: uniformes, espadas, botas. En 1903 el General Roca decidió instaurarlo nuevamente y dispuso la recreación de los uniformes y las distintas piezas tal y como eran en tiempos de San Martín; de esa época son los uniformes que tenemos. El sable sí es el original y el mismo que llevan los generales en la actualidad. También está la réplica del sable de don Martin Miguel de Güemes.
C. C.: En la sala hay una bandera muy interesante detrás del escritorio, ¿cuál es su historia?
Es una bandera ciudadana, aunque la original se encuentra en el Centro Cívico. Tiene una historia algo romántica porque la confeccionaron las patricias sanjuaninas, que la pintaron desplegando el arte que las caracterizaba. Antes de ir a la frontera, San Martin les pidió una insignia patria y estas damas, como no tenían presupuesto, copiaron la gestión de las damas mendocinas —que tenían joyas, oro— y decidieron pintarla. Esta bandera es anterior a la de los Andes y no representa a un ejército sino a una ciudad; perteneció a la provincia y se la dieron al oficial Diego Cabot, que había sido nombrado jefe de la columna.
C. C.: ¿Y qué otra clase de objetos podemos encontrar?
Entre los más destacados podría mencionar el cuadro del artista sanjuanino Santiago Paredes, uno de los más importantes y creativos, y el busto del Libertador, que pertenece a la Asociación Cultural Sanmartiniana y que data de 1959 según sus actas. Lo que los historiadores buscaron fue contar la historia de San Martín en esta celda y de su paso por la ciudad y la provincia a través de piezas artísticas y distintos objetos del Libertador y sus ejércitos.
C. C.: ¿Cómo recuerda el momento en que se inauguró este espacio que usted tanto ama?
Anoche pensaba en los acontecimientos que ocurrieron luego de la inauguración: este es un país de los milagros y esto es un hecho positivo. Le pedimos al gobernador inaugurar este espacio tan querido y finalmente pudo abrir sus puertas la tarde del 17 de agosto de 2020: lo hicimos sin hacer tanta publicidad para que hubiera pocas personas, pero se reunieron más de doscientas. Este museo nació de la crisis y el Padre de la Patria lo hizo posible.
C. C.: ¿Cree que la gente quiere recordar y recuperar los valores de un prócer como San Martín?
¡Por supuesto! Él nos dejó valores como la honestidad y el coraje, inculcó los ideales de libertad y aquí se encuentra su memoria.
C. C.: ¿Cómo podría valorar un hecho como este?
Diría que las crisis no son más que ventanas para abrir y poder ver más allá de lo que nos ocurre. ¡Estos nuevos espacios así lo demuestran!
Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández
Crédito fotográfico: Caminos Culturales