Croacia es un país pequeño, mediterráneo y centroeuropeo que se ha desarrollado en forma lenta pero firme. Argentina es el tercer país donde viven más croatas en el mundo, después de Estados Unidos y Australia.
¿Cuánto hace que asumió su cargo en la Consejería Comercial de la embajada de Croacia?
La embajadora Mira Martinec llegó a Buenos Aires en diciembre de 2005 y yo lo hice en el 2006. Nuestro departamento es el encargado de evaluar las posibilidades de mercado y de trabajar sobre algunos nichos. El intercambio de alimentos ya existe y necesitamos individualizar otros.
¿Cuáles fueron sus prioridades?
Llegué con una idea elaborada, pero siempre se suman otros proyectos u otros programas en la línea comercial o turística. También tenemos una agenda cultural muy variada.
¿Y en el nivel político?
En el nivel político aún falta desarrollar un aspecto que, en opinión de la embajada, sería el de tener una representación argentina en Croacia para desarrollar una relación más fuerte. Sería un elemento interesante.
¿En qué etapa se encuentra el proyecto?
El tema está en estudio debido a que un servicio diplomático es costoso: la postergación se debe a motivos financieros porque, luego de la crisis, se cerraron algunas embajadas.
¿Qué actividades culturales han realizado en Buenos Aires?
En mayo de 2008 inauguramos en el Palais de Glace la muestra «Dibujo contemporáneo croata», una colección de ciento cuarenta obras realizadas por los setenta artistas plásticos más destacados del país, cuyas obras integran el patrimonio de importantes museos y de colecciones europeas y norteamericanas. También hubo en el año un festejo de la relación de Estado a Estado; unimos Buenos Aires y Zagreb, la capital de Croacia, en un homenaje con conciertos, muestras, exhibiciones, y fue muy agradable. Cultura es un tema amplio y se trabaja mucho en transmitirla a través de programas de cooperación cultural y así se delinean proyectos importantes.
CONTEMPORÁNEO
¿De qué manera se presentó Croacia en la Feria Internacional de Turismo?
Tuvimos como objetivo mostrar en La Rural, del 1 al 4 de noviembre, la industria turística de Croacia y fue importante contar con la presencia del presidente de la Feria, Ricardo Roza, y la del secretario de Turismo, Enrique Meyer. Además agregamos un nuevo stand: “Be Croative”, una muestra de productos tradicionales con nuestro sello de calidad y creación, otorgado por la Cámara de Comercio croata.
¡Fue algo innovador!
Sí. Destacamos la garantía de los productos, de calidad superior, y que son el resultado de la tradición, la investigación, el desarrollo y la innovación croatas. Generalmente, se relaciona a Croacia con noticias de la guerra, pero nuestro interés es intentar otras cosas, como “Be Croative”, que dejó impresionados a los visitantes.
¿Cómo es el pueblo croata?
Croacia es un país pequeño, con cuatro millones de habitantes, y tiene una tradición y una historia importantes. Cada una de las regiones tiene su desarrollo; la costa Dálmata perteneció al Imperio del Véneto. Allí se desarrolló la gastronomía mediterránea, con fuerte influencia italiana. A medida que se llega al norte, la cultura es más centro- europea.
¿Cuál es la oferta turística?
Hace unos años era difícil competir con el turismo europeo. El turista llegaba a Croacia en busca de playa y de sol, pero no se sentía atraído por nuestro patrimonio cultural. Pasaba por nuestra ciudad y luego se iba a Viena, por ejemplo. Hoy se queda en nuestro país y recorre museos, monumentos. Se interesa por su historia, que no es solo la guerra.
¿A qué se debe ese cambio?
Se debe a que el Ministerio de Turismo amplió la oferta y la temporada, que se extiende desde abril a noviembre, mes que pertenece a la temporada baja. Pienso que se podría desarrollar turismo cultural, de congreso, de spa. Tuvimos problemas globales y locales, pero logramos conseguir un aumento en las visitas, que ascendieron a once millones de turistas.
¿Qué importa su país de Argentina?
Croacia tiene un déficit comercial con el mundo. Importamos alimentos, fruta, verdura y carne de Argentina.
¿Que le provee a la Argentina?
No son números grandes. La economía croata es pequeña y el foco de atención está en la región de Yugoslavia, donde tiene superávit; importamos más de lo que lo exportamos. Tenemos un objetivo que es el de terminar las negociaciones para entrar en la comunidad europea. Se calcula que en dos años será realidad, aunque hoy tenemos un acuerdo de asociación y llegamos al Mercado Común; también existe un intercambio de productos que tienen arancel cero. Croacia exporta servicios de infraestructura, hay empresas que construyen caminos, autopistas y diques.
¿Realizan intercambios comerciales con América Latina?
Son escasos. En 2005, llegamos a tener un comercio que facturaba 90 millones de dólares, de los cuales Argentina exportaba 80 millones y Croacia, poco menos de 6 millones; eran números importantes para Argentina, no así para Croacia, pero comenzábamos a exportar. Hoy estamos viendo otros rubros que podrían ser interesantes. Dentro de poco llegará una comisión comercial que desarrollará un trabajo relacionado con la madera de Eslovenia. En los años treinta, Argentina vivía una época muy buena y en las casas en Bs. As. se utilizaba el roble de Eslovenia; se dice que es excelente material para parquets. La misión comercial concretará pedidos de venta.
¿Qué otras actividades cree usted que serían importantes para Argentina?
Tenemos empresas que producen estaciones transformadoras y es de nuestro interés hablar con gobiernos locales y provinciales. Las empresas multinacionales, como Siemens, ya tienen todo vendido hasta 2010 y nuestra misión sería la de convencer al vendedor para que lo comercialice aquí. Es más fácil vender una estación transformadora a Estados Unidos que a la Argentina. Por otra parte, el agro argentino nos demanda urea, que es un rico fertilizante. Croacia tiene una excelente producción, pedida por los productores para verdura y soja, y estamos tratando de dejar una cantidad que produciremos para este mercado.
¿La emigración desde Croacia hacia la Argentina es importante?
Es el tercer país donde viven más croatas en el mundo. En Croacia viven cuatro millones y afuera, también. Después de Estados Unidos y Australia, Argentina es el tercer país que los ha recibido. Hay 250.000 croatas en Argentina y uno lo ve a diario. He trabajado en Europa y me sorprendió ver que en un país como Francia no conocen a Croacia: aquí uno va a una provincia y se encuentra con un amigo o un pariente. Es muy grato.
¿Qué ciudad argentina le recuerda a algún lugar de su país?
Nací en Zagreb, una ciudad capital desde hace siglos. Rosario o Córdoba me hacen pensar que estoy en mi ciudad natal; es muy cómoda para vivir, no es grande, el tránsito funciona. Zagreb tiene muy buena ubicación; está a una hora de la costa, a dos horas de Italia, de Austria o de Hungría. Los trenes funcionan muy bien y hay un muy buen sistema de autopistas cuya construcción comparten los partidos, de izquierda o derecha, que siguieron una misma política de crecimiento; en la actualidad, son las mejores de Europa.
Croacia es un país que ha sido influenciado por diferentes culturas como la otomana, la turca o la romana. ¿Dónde se afianza para lograr su identidad cultural a partir de la declaración de la independencia?
Croacia siempre estuvo del lado de Occidente. Las invasiones turcas nunca llegaron a Croacia y se erigió en un muro que separaba Occidente de Oriente. Los famosos croatas que combatieron en 1500 contra los turcos bloquearon la invasión de la toma de Viena, por parte del Imperio otomano. No tuvo influencias fuertes de Oriente. No hubo interferencias de culturas en ese sentido. Como era parte del Imperio austro-húngaro, no tenía suficientes medios de autonomía. La primera vez que Croacia estuvo reconocida como independiente fue en el siglo viii por una bula de un Papa. En 1918, cuando terminó la Primera Guerra Mundial, para escapar de un imperio, ingresaron a otro, el de Serbia, y empezaron las mezclas, que se continuaron en la Segunda Guerra con cruces de civilización.
¿Qué religión practicaban?
Croacia era un país católico casi en un noventa por ciento. Los turcos llegaron a Bosnia, donde también vivían croatas, y los que no quisieron quedarse se escaparon a Italia. Hoy hay pueblos con habitantes croatas y hablan una lengua «croata antigua» que no se entiende mucho. Los croatas que no pudieron escapar de los turcos debieron tomar otra religión, que fue la musulmana.
Además de la religión, ¿en qué se diferenciaban?
En Croacia había católicos; en Bosnia había eslovenos y croatas musulmanes; y en Macedonia, Montenegro y Servia eran ortodoxos. Todos muy diferentes entre sí, en la forma de escribir, en el lenguaje. Quien unió todo fue Titto.
¿Cómo define al pueblo de Croacia?
«Un pueblo trabajador». Es una gran cualidad. Muchos croatas que llegaron aquí lo hicieron desde un país menos fértil que Argentina, y por eso trabajaban muchas horas en el campo. No era difícil tener una jornada de veinte horas. Sin embargo, podemos dividir a quienes llegaron a estas tierras en tres ondas de emigraciones. La primera (los Mianovich) lo hizo escapando del hambre, debido a una enfermedad que atacaba a los viñedos. Fue en 1890 y fueron recibidos por Argentina, Australia o Chile. No tenían mucha educación.
Luego llegaron los Vucetich, en el período del desarrollo de las dos guerras. Estos trabajaron la tierra argentina. Después de 1945, por lo que aconteció en Europa, llegó la emigración política más fuerte. Esta era gente muy educada: ingenieros competentes y expertos en educación forestal. Juan Domingo Perón se dio cuenta de que eran hábiles y los contrató para trabajar en el Ministerio de Obras Públicas. Así avanzaron, por su experiencia laboral.
¿Cuál es el anhelo del hombre croata?
«Estar presentes en el mundo». Es un país pequeño que ha hecho transformaciones lentas pero sólidas.