El responsable de promocionar a España en Argentina trabaja, innova, se divierte y realiza las cosas «a su manera».
–¿Cuál es la principal actividad que desarrolla como consejero en la Oficina Española de Turismo en Buenos Aires?
–En el vasto significado de las palabras “divertirme y promocionar a mi país en un momento en el que no es fácil hacerlo”. Europa no está en su mejor momento y el cambio dólar-euro se ha separado de una manera tal que dificulta la visita de turistas de América del Sur a España o a Europa. Hay incertidumbres por despejar y eso influye en la toma de «decisiones» o en las «vacaciones».
–¿Qué es lo que más le divierte de su trabajo?
–¡El desafío de trabajar y de innovar! Intentamos focalizar nuestro objetivo en acciones de promoción que contrarresten la crisis. Por otra parte, a pesar de todas esas circunstancias que deberían influir negativamente, en el primer año en la consejería ha crecido el flujo de viajeros argentinos en un 8%. No digo sólo turistas, pero sí viajeros: ¡algo habremos tenido que ver con ese incremento que compensa y estimula!
–¿Cuándo se hizo cargo de la Oficina Española de Turismo?
–El 1º de septiembre de 2007. Mi primer objetivo fue aprender del equipo experimentado del cual me hacía cargo. Ellos saben cómo hacerlo.
–¿Hacia dónde apuntaron?
–Recuerdo que el planteo que me hice fue el de analizar en qué podíamos mejorar la acción promocional de España. Me gusta introducir cambios. ¡Hacerlo a mi manera!
–¿Cómo es «su manera»?
–Hace poco realizamos una acción dirigida específicamente a un segmento concreto, como lo es un colectivo de economistas y contadores, para presentarles no sólo a España sino un producto adecuado al perfil medio de un producto argentino. El resultado fue cena con comidas típicas de las regiones españolas, flamenco y ¡olé! Es una nueva forma de promoción que no desecha el trabajo que comenzó hace cuarenta años en esta oficina. No vamos a dejar de trabajar con los agentes de viaje: nosotros promocionamos, pero quien vende es el agente de viaje y es a él a quien hay que mimar y capacitar. Buscamos otros elementos para no hacer monótona y aburrida la propuesta. Mi ser necesita vivir una nueva experiencia, por ejemplo, la promoción de Paradores.
–¿Qué es un Parador?
–Es una experiencia distinta. Utilizar Paradores es una manera de estar y sentir España. Existen más de cien paradores a lo largo de la geografía española. Elegir Paradores es dormir una noche en un convento del siglo xvi; al día siguiente, en un castillo del siglo xv; a los tres días, en un palacio del xviii. ¡Eso es un Parador: experiencia, sobre todo! No es un simple alojamiento. Es tener confort, paisaje, cultura, distinción: están catalogados entre cuatro y cinco estrellas. ¡Es una sensación única! El Parador de Plasencia, en Extremadura, es un antiguo monasterio con claustro gótico convertido en restaurante, pero respetando hasta la última columna y vestigio de la construcción; todo lo que se coma en ese lugar sabe mucho mejor.
–¿España es pionera en Paradores?
–Es un producto singular: no conozco nada en el resto del mundo que se le parezca. Portugal tiene las “Pousadas”, que intentan parecerse, pero no llegan a la excelencia de estos lugares.
–¿Cuáles son los Paradores de Andalucía?
–El de Carmona está a 20 km de Sevilla; es un antiguo alcázar árabe. El de Ayamonte, en la frontera con Portugal, al borde la desembocadura del río Guaviar… ¡es un lugar espectacular! Málaga tiene dos: el Parador Málaga Golf, con un campo al borde del mar Mediterráneo, o el de Gibralfaro, en el antiguo castillo de Gibralfaro. En Castilla, el de Santa Catalina nos remonta al siglo xv. Al entrar, se espera que aparezca una noble dama a la que puedas conquistar o un fantasma que arrastre sus cadenas con pesar. Son sitios especiales. Casi todas las ocho provincias andaluzas tienen uno y están ubicados en sitios especiales; al ser el Estado el propietario, tiene facilidades de elección de lugar.
–¿Cuáles son las ofertas para el turismo joven?
–Paradores tiene ofertas para mayores y para jóvenes. Generalmente, son paquetes especiales con un 50% de descuento: tienen una política comercial agresiva y eficiente.
–¿Cuáles son los últimos proyectos para este año y cómo lo cerrará?
–A pesar de las crisis, los tractorazos, los paros, el humo en la carretera, mi primer año en Buenos Aires no ha podido ser más movido. Las cifras son alentadoras. La idea es: ¡innovar! Nos quedan acciones importantes hasta fin de año, por ejemplo la FIT (Feria Internacional de Turismo), en la que ampliamos aún más el espacio convocando a una gran cantidad de empresas españolas. Incorporamos alegría traída por nuestro folklore. La Feria es la gran cita del año para España. Somos de los pocos países europeos presentes en un país y en una feria en Argentina. Es el gran escaparate y la vitrina para mostrar nuestra propuesta turística.
–¿En qué lugar se nutre su corazón?
(El rostro de Julio Moreno Ventas se ilumina con la pregunta y responde sin dudar):
–¡En los lugares de la hermosa Andalucía!. Pedirme que hable de «mi Andalucía» es peligroso…
–¡Pero bueno, hombre, venga!
–Hablar de Andalucía es hablar de las mil y una facetas que encierra esa comunidad, sin perjuicio del cariño que siento por las demás. Andalucía me atrapó, y sigo enamorado como el primer día. Es la comunidad más grande de España, con una superficie de 87.000 km (lo cual es una ridiculez en Argentina), pero en Europa significa que somos tan grandes como Portugal; es relevante. En sus ocho provincias se puede pasar desde el desierto de Almería a los grandes bosques de castaños en la provincia de Huelva o esa maravillosa sierra salpicada de pueblos blancos en la provincia de Cádiz. Tiene contraste de paisajes, de luces, de culturas. Por Andalucía pasaron los cartagineses del Imperio romano. Fue el lugar por donde salían el aceite y el vino que se consumían en Roma para lubricar los cuerpos de los gladiadores o para condimentar las ensaladas que se comían en las bacanales de la ciudad. Albano y Trajano fueron dos emperadores que nacieron en Itálica, preciudad de la actual Sevilla. En Andalucía estuvieron los árabes y dejaron sus ricas huellas: la Alhambra, la Mezquita.
–¿Cómo es su gente?
–El crisol de culturas ha servido para que el pueblo andaluz sea abierto, alegre, hospitalario, apasionado…
–¡E innovador!
–Sí. Una de nuestras innovaciones es la de realizar un trabajo de promoción relacionado con el turismo cultural y literario. Hablo de encontrar rutas ligadas a la literatura: escritores como Juan Ramón Jiménez, en Málaga; Pablo Picasso, en Sevilla; Diego Velázquez o Bartolomé Murillo; Federico García Lorca, de Granada.
–¿Qué me dice de la gastronomía?
–Si hablamos de la gastronomía, hay rutas fantásticas con productos ligados al mar. Andalucía contribuye a la industria de pescados y mariscos, con sus 8.000 km de costa. Tenemos, en carnes, un producto símbolo de Andalucía: el jamón.
–Si usted nos recibiera en la puerta de Castilla-La mancha, ¿adónde nos llevaría?
–Lo primero que diría es: “Tome un coche tirado por un caballo para dar un paseo por el barrio de Santa Cruz, antigua pulpería sevillana. Las calles retumban por el golpe de los cascos que producen ecos y resuenan en las callejuelas, donde se elevan las casitas blancas. Luego se impone la visita a la Catedral de Sevilla, la más grande en superficie de Europa y la tercera más grande del mundo después del Vaticano y de la Catedral de San Pablo. Nadie puede perderse a los Reales del Alcázar de Sevilla. Andalucía es aquella tierra dominada por los árabes o enamorada de ellos: nos han dejado vestigios arquitectónicos, jardines e historia. Nuestra forma de sentir la música está ligada a ese antepasado. Animarse a cruzar el río Guadalquivir es todo un desafío, porque nos espera Triana, un barrio de lo más clásicos, cuna de flamencos y de toreros y donde se pasea por viejas callejas, que llamamos patios refaccionados. La feria de Sevilla es increíble: transformó a la ciudad y dejó una importante huella cultural.
Patricia Ortiz