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La Arq. Mariana Mehlem y el desarrollo de las Sociedades de Fomento Educacional de Entre Ríos

Entrevista a la Arq. Mariana Mehlem, delegada de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos por Entre Ríos.

Entrevista a la Arq. Mariana Mehlem, delegada de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos por Entre Ríos. La especialista en patrimonio cuenta a Caminos Culturales cómo es el trabajo de restauración y mantenimiento en edificios patrimoniales y obras con declaratoria de Monumento Histórico Nacional. Mehlem  tiene su propia columna semanal en El Diario, donde todos los domingos comparte material sobre edificios históricos y busca despertar el interés del público no especializado en cuestiones relacionadas con la preservación del patrimonio.

C. C.: ¿Cómo surgió la idea de escribir notas de interés sobre el Patrimonio para un público que no es profesional?  

Hace quince años participé activamente en una publicación que pretendía contar la historia de la provincia desde su patrimonio construido. Se trataba de unos fascículos coleccionables que salían todas las semanas junto a los ocho diarios de mayor tirada de Entre Ríos. De aquella publicación no solo fui coautora junto a dos arquitectas más (Arq. Mirta Soijet y Arq. Lilia Santiago) y el Prof. en Historia Walter Musich, sino que fui, de algún modo, la gestora y coordinadora. Los fascículos, además, se distribuyeron en todas las escuelas, ya que contábamos con el aporte económico del gobierno de la provincia. La recepción por parte de la comunidad no especializada fue muy buena, por lo que siempre estuvo latente una suerte de reedición en formato digital, pero no se dio la oportunidad; lo que pretendíamos como autores era realizar una versión ampliada y revisada. Este año recibí la propuesta de El Diario para publicar un artículo semanal —con cantidad de caracteres e imágenes acotadas al formato— y acepté, ya que me permite seguir trabajando en la difusión del Patrimonio y su preservación y también me permite realizar otras lecturas posibles del patrimonio.

Arq. Mariana Melhem

C. C.: En uno de sus últimos artículos explica el origen de las Sociedades de Fomento Educacional y su relación con edificios de interés patrimonial, ¿quiénes las crearon y con qué motivos?

Se trataba de vecinos con inquietudes y que buscaban la manera de aportar algo a la comunidad. Había muchos inmigrantes y sobresalía una vocación por estimular la educación y la cultura que no solo se veía en las Asociaciones Educacionistas o comisiones pro Bibliotecas Populares, sino también en las asociaciones de colectividades. No es casual que las mismas personas pertenecieran a diversos espacios de estímulo o fomento.

C. C.: ¿Cuándo fue fundada la primera Sociedad de Fomento?

En general, se dieron en forma simultánea durante el último cuarto del siglo XIX y los edificios fueron construidos en torno al año del Centenario, 1910. El objetivo central era el fomento educacional y la introducción de la lectura, para que esta llegara a todos los sectores. Algo que llama la atención es que estos edificios contaban no solo con la sala de lectura de la biblioteca, sino que los programas arquitectónicos incorporaron salones anexos que funcionaban como verdaderos auditorios.

C. C.: ¿Cuál es el estado actual de estos espacios? ¿Siguen manteniendo su espíritu y funciones?

En general, se han mantenido en el tiempo y resultan un lugar convocante para el desarrollo de cualquier aspecto de la cultura en tanto y en cuanto, al tratarse de asociaciones de la comunidad y no de organismos del estado, sean solicitados para actividades que no se asocien o interpreten como actividades propias de un partido político determinado. Estas Sociedades de Fomento surgieron en una época en la que se estaba discutiendo acerca de la definición del “ser nacional” y a muchos les preocupaba la presencia de extranjeros, pero el proyecto educativo era una forma de construir la unidad; además, en el propio pueblo estaba instalado el pensamiento positivista relacionado con la idea de progreso y de mostrar que había una sociedad ilustrada.

Gualeguay – Entre Ríos

C. C.: ¿Existe alguna que, a día de hoy, se destaque? 

Yo creo que cada una cumple acabadamente con la función que se propusieron sus respectivos fundadores en cada lugar de la provincia. Valoro el caso de la biblioteca hoy denominada Carlos Mastronardi de Gualeguay, que tuvo como integrantes de sus comisiones a figuras muy destacadas de la cultura entrerriana: Juan L. Ortiz, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Manauta y quien le da su nombre, entre otros tantísimos encumbrados. El caso de la de Paraná, ha sido y sigue siendo un espacio de referencia con el que se puede contar para cualquier acto de difusión cultural. Lo que se destaca en todas, diría que es la calidad proyectual de sus sedes que, en la mayoría de los casos, fueron diseñadas por arquitectos renombrados a escala nacional: Fasiolo y Storti fueron los proyectistas de la Paraná y Lorenzo Siegerist realizó el proyecto de la de Gualeguay, aunque no fue el elegido. Pero insisto, todas son muy importantes debido al rol que cumplen dentro de su comunidad.

Paraná – Entre Ríos

C. C.: ¿Qué presupuesto tienen para su mantenimiento y cuál fue o es el último trabajo de puesta en valor que interesa describir? 

Los ingresos de las bibliotecas se dividen entre las cuotas societarias y los fondos que reciben de la CONABIP, aunque estos últimos solo se utilizan para la compra de volúmenes o para gastos corrientes; las restauraciones dependen del aporte del estado o de algún privado que quiera colaborar con alguna instalación especial. La Biblioteca de Gualeguay, por ejemplo, recibió un fondo para la restauración de su fachada por parte del Gobierno de la Provincia el año pasado. En el caso de la Biblioteca Popular de Paraná, recibió un aporte del CFI, gestionado por el gobierno de la provincia, para la realización de un proyecto de restauración y actualización tecnológica. Esta propuesta está por ser licitada a través de la Dirección Nacional de Arquitectura y cuenta con la Anuencia del Gobernador. 

Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández

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