La palabra cortijo se emplea para designar tanto la extensa tierra de labor cerealera como la edificación incluida en ella.
El cortijo tiene una larga historia y una presencia constante en la literatura andaluza.
Su enclave dentro de la tierra calina es el aspecto fundamental que le distingue de la hacienda, cuyo terreno se destina, en especial, al cultivo del olivo. En el último mes del 2008 se formó una nueva alianza entre la Red Argentina de Turismo Rural (RATUR) y la Asociación de Haciendas y Cortijos de Andalucía (HyC) que promoverá el intercambio de experiencias, de formación, colaboración y preparación de proyectos comunes entre ambas entidades en el marco de un ámbito institucional y empresarial. Julio Moreno Ventas, consejero de Turismo de la Embajada de España en Argentina, dio la bienvenida a Don Roberto Fernández Speroni, representante de RATUR, y a Don José Manuel Ledesma de la Cruz, como presidente de Haciendas y Cortijos.
La firma del convenio-marco dejó constancia del compromiso de promocionar destinos y productos turísticos españoles en Argentina. «Es una buena idea unir la experiencia de muchos años de Haciendas y Cortijos a la de RATUR, y es una excelente iniciativa que favorecerá al turista y a quienes trabajan en el rubro», señaló Moreno Ventas, quien además estuvo de acuerdo con que esta unión creará una sinergia con un producto que tiene un valor agregado, como la creación de la riqueza.
«Las Haciendas y los Cortijos de Andalucía son edificaciones tradicionales que tienen su origen en la explotación agrícola y ganadera de las fincas donde se encontraban. Nuestra organización aglutina hoteles, restaurants; forman parte de nuestra cultura, de nuestros paseos. La existencia de edificios de valor patrimonial y cultural nos hacen muy fácil el camino de convencer a los propietarios de las haciendas de que tienen un atractivo y de que, además, somos capaces de crear espacios abiertos», agregó el presidente de Haciendas y Cortijos de Andalucía.
Andalucía es tierra de enorme riqueza agro-ganadera. El trabajo y conocimiento de alfareros, curtidores, carpinteros es muy conocido debido a que aplicaron técnicas que aún hoy son respetadas. Muchos de sus espacios se transformaron en verdaderos complejos que, además de manufacturar el producto originario de cada provincia, lo unía al lujo de la residencia de sus propietarios, que en muchos casos habían comenzado siendo modestas casas de campesinos. Actualmente, la tradición se mantiene: algunos, con una nueva edificación; otros, con la recuperación de estas residencias que son símbolo de riqueza y posición social.
La historia del patrimonio cultural andaluz tiene más de cuatrocientos años: «Los empresarios han iniciado proyectos para poner en valor estas edificaciones, y lograron que las fachadas resurjan. Los españoles recuerdan y valoran un producto de máximo nivel que queremos exportar como imagen del campo andaluz que sale al mundo», señaló Don Manuel Ledesma de la Cruz.
Patricia Ortiz