Caminos culturales tuvo el gusto de entrevistar al escritor Alberto Cacharrón Mojón, autor de La Senda Proscrita, una obra que descubre, de manera directa y por primera vez, un oscuro capítulo de la Tradición Santiaguista que siempre fue considerado tabú por la Iglesia Compostelana. El texto, publicado en edición limitada y numerada por Teófilo Edicións, ha puesto en valor ‒en un trabajo de excelencia‒ la maestría de su autor, quien, a través de la empatía que ha creado con los lectores, a lo largo del tiempo, construye una crónica real que todo aquel que esté interesado en la historia jacobea debe conocer en el marco de una estructura literaria en la que se mezclan hechos históricos probados con otros propios del mundo de la ficción.
La Senda Proscrita, integra, además, el arte del famoso pintor Alexandro quien ha plasmado en sus obras, la fuerza de la gente, de los paisajes, de las tinieblas y de los misterios. Las imágenes, inseparables compañeras de esta publicación reivindicativa, justiprecian la pródiga historia de Galicia y la de los protagonistas que la hicieron posible: los galaicos.
¿De qué forma expone el misterio de la Ruta Jacobea a Fisterra?
La Senda Proscrita es un trabajo que toca, de manera directa y por primera vez, un oscuro capítulo de la Tradición Santiaguista que siempre fue considerado tabú por la Iglesia Compostelana.
Después de haber profundizado durante muchos años en el contenido de la Narratio Jacobea, siento que ha llegado el momento de hablar claramente de lo que en ella son realidades históricas y hechos fantasiosos. Posiblemente sea un paso “complicado”, pero necesario e ineludible para poder seguir adelante en mis investigaciones sobre esta temática, de acuerdo a ese “mandamiento” que sigo y que dice: “La historia ha de contarse con rigor y sin equivocaciones conscientes, porque, de no ser así, las intenciones del divulgador han de ser consideradas poco honestas”.
¿Cuánto tiempo le ha llevado producir el texto y en qué lugar se ha detenido para realizarlo?
Lejos de lo que pueda parecer, el contenido literario del libro ha sido el fruto de muchísimas horas de lectura, investigación y dedicación, dado que, al ser esta una temática que se ha mantenido siempre en las “tinieblas”, las fuentes de información son muy escasas. Escribir un libro de estas características, en el que has de sintetizar, con rigor y seriedad, todo lo que transmites, es como encajar en un gran puzzle… Cuando colocas encima de la mesa miles de piezas, se pone en marcha un complejo proceso en el que han de interaccionar al unísono ingenio, método, perseverancia y empatía; esta es una característica, que siempre tengo muy presente para conseguir que el lector disfrute de la lectura y aprecie realmente su contenido.
Respecto al área en la que he centrado esta historia, podemos decir que su epicentro se localiza en Finisterre.
Además de disfrutar de la lectura, nos encantamos con el arte de Alexandro: ¿de qué manera se han unido para lograr este original texto?
La colaboración surgida entre Alexandro y yo fue una idea que surgió en una de nuestras tertulias. Pensé que entrelazar nuestras respectivas creatividades era una estupenda idea y que, de funcionar, se convertiría en un merecido homenaje a ese inigualable grupo de literatos y artistas ourensanos que hace años se reunían en la tasca “O Volter” para ‒entre otras cosas‒, “parir” proyectos en común. Hablo de personajes de la talla de Vicente Risco, Quessada, José Luís de Dios, Acisclo, Buciños, Virxilio, y un largo etcétera, en el que incluyo al propio Alexandro, que propiciaron que a Ourense se la conociera como la “Atenas de Galicia”. Si nuestra “vuelta a los orígenes” cuaja, y se plasma en nuevos trabajos de este estilo, habremos hecho algo importante.
¿Qué importancia tiene la cultura celta en La Senda Proscrita?
Es la gran protagonista de mi trabajo, sin lugar a dudas, pero su papel estrella es complementado por otras importantes culturas, como la romana, sueva, visigoda y árabe, cuyo paso por Galicia conformó el auténtico ADN galaico. Soy un firme defensor de la estirpe galaica, por encima de aquellas conjeturas que, recurriendo a la belleza literaria de lo enigmático (lo fácil), recurren a lo celta cuando se refieren a nuestros orígenes.
¿Podría describirnos la Costa da Morte, lugar de inspiración de Alexandro?
Sinceramente, y sin exageración alguna, la “Costa da Morte” es un paisaje difícilmente describible con palabras. Es uno de esos “cuadros” cuya fuerza sólo se puede apreciar en vivo o, si acaso, en una pintura de Alexandro, para quien estos parajes son su manera particular de sentir el mundo y de vivir acorde a sus creencias. Por eso mismo yo tenía claro que únicamente su maestría podría darle a mi texto lo que realmente necesitaba.
En sus dibujos observamos colores intensos (como si fueran de lucha interna) y otros más tenues que se arrojan desde el pincel: ¿cuál es el que le sugiere soledad y tranquilidad, algo así como lograr esa conexión interna que, finalmente se produce al realizar el Camino?
Cuando Alexandro vierte sobre el papel la aguada o el óleo elegido, su mano traslada perfectamente todo lo que su mente ha percibido con anterioridad. Es una característica que admiro en él, y que, entiendo, le ha convertido en uno de los grandes pintores contemporáneos españoles. En lo que a nuestro trabajo se refiere, independientemente de que él ha “escrito” su propia historia, me siento muy honrado de que un escritor novel como yo haya propiciado tanto la intensidad como la tranquilidad que se percibe en el trabajo que aquí se presenta.
¿Qué frase nos aparecería si corriéramos un velo imaginario que nos ubicara en esta senda de literatura y arte que también forma un triángulo perfecto al momento de elegir esta lectura en la que se destacan las palabras: supersticiones, aquelarres y misterios?
Siento que nuestra colaboración ha sido perfecta. La Senda Proscrita nació como un proyecto arriesgado, pero tenía la total certeza de que lo que podría salir de la interacción de dos osados ‒un estudioso del Camino de Santiago y un soberbio pintor‒ llegaría a buen puerto. Ya editado, me aventuro a asegurar que las dos lecturas que ofrece el libro (textos e ilustraciones) provocan evasión y un viaje a otro tiempo que relaja y satisface. Creo que no me equivoco…
¿Qué características resaltaría de la publicación?
La Senda Proscrita es un libro, fruto de muchas horas de trabajo, que aglutina tres características que lo hacen singular y que explico haciendo una analogía con el mundo del vino. Como primera peculiaridad destaco que es un libro “tabernario”; término que el diccionario define como aquella condición propia de las personas que frecuentan las tabernas. Y es que efectivamente este libro nació en ese ambiente, porque es el escenario natural donde Alexandro, otros entrañables amigos y yo, nos relacionamos para hacer tertulia, reír, comer, jugar a las cartas…
La segunda particularidad lo define como un libro “plurivarietal”; característica que le otorga el hecho de que en su contenido mariden tres interesantes variedades culturales: artesanía, arte e historia: artesanía porque la editorial Teófilo Edicións ha hecho un trabajo excepcional en el que ha dado prioridad a la excelencia, hasta tal punto que la edición es limitada y numerada; arte porque Alexandro ha plasmado en sus pinturas, como nadie lo sabe hacer, la fuerza de nuestras gentes, nuestros paisajes, nuestras tinieblas y nuestros misterios. Finalmente, me refiero a la historia porque creo que he logrado dar notoriedad a un capítulo dedicado a la Tradición Jacobea que se ha mantenido intencionadamente en el olvido.
Su tercera y última cualidad es que hablamos de una publicación “reivindicativa” que pone en valor la pródiga historia de Galicia y la de los protagonistas que la hicieron posible: los galaicos.
¿Ha quedado contento con su trabajo?
Nuestro gran escritor, periodista y crítico, Antón Castro, ha publicado un análisis del libro, en La Voz de Galicia, del que extracto este párrafo: “Un prólogo de Fátima Otero introduce un sintético y trabajado texto del autor (Alberto Cacharrón), en los cauces de lo “REAL MARAVILLOSO” (término inventado por el fotógrafo, historiador y crítico de arte alemán Franz Roh), que rastrea este camino medieval no registrado en el Calixtinus”.
Es inevitable que después de leerlo me sienta feliz y forzosamente obligado a seguir esforzándome en mis trabajos.
Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto
Crédito fotográfico: Alberto Cacharrón