Se conoce como hemofilia al grupo de trastornos por los cuales la sangre tarda mucho tiempo en coagular.
Desde su clínica médica, OSPAÑA informa que, al producirse un sangrado en el cuerpo, suceden una serie de reacciones que ayudan a la formación de coágulos. Este proceso se llama cascada de coagulación y en él participan proteínas especiales llamadas factores de coagulación.
Si uno o más de estos factores no están presentes o no funcionan adecuadamente, la persona puede tener mayores probabilidades de sufrir un exceso de sangrado: a esta reacción se la llama hemofilia.
En la mayoría de los casos, es hereditaria, y en general se transmite a los hijos varones, teniendo en cuenta que hay dos tipos de hemofilia; la A y B.
En el caso de la hemofilia leve los síntomas, probablemente, no se notan hasta un determinado momento de la vida, cuando se presentan, por ejemplo, durante una cirugía o un traumatismo. En los casos más serios puede haber sangrado grave sin causa.
Es importante destacar que el sangrado interno puede ocurrir en cualquier parte del organismo, aunque es común que se presente en las articulaciones.
La hemofilia se diagnostica con mayor frecuencia después de que una persona presenta un episodio anormal de sangrado, por lo general, después de haberse realizado un diagnóstico con un examen de sangre para detectar el problema y comprobar si otros familiares tienen esta afección o durante los estudios de sangre que se realizan habitualmente en forma previa a una cirugía.
Luego de realizar un diagnóstico, el profesional indica un tratamiento estándar que consiste en reponer el factor de coagulación faltante a través de infusiones intravenosas. Además, las personas con hemofilia necesitan cuidados especiales durante una cirugía, por lo que es importante advertir del trastorno al equipo de profesionales a cargo si ya ha sido diagnosticado.
Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto
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