Poldy Bird y su cuento Arras, del libro «Romper las cadenas»
Oigo hablar de la guerra desde que era pequeña. Mis mayores hablaban de la multiplicación de las muertos, del miedo, del horror, de las sirenas masacrando el aire y los bombardeos convirtiendo en plomo las entrañas de las ciudades. Cuando supe leer, leí en los diarios que la guerra seguía: siempre en otro lugar, siempre con otros hombres, cada cual con su mochila, la carta de su madre o de sus amigos. La guerra era una cosa que sucedía lejos, un espanto con apellido extranjero, un océano partiendo en dos el llanto. Y digo «era» porque me la encontré de frente, una tarde con sol, rumbo a Calais, allá, en Francia: en Arras. En medio de la primavera y del ocio. En medio de un aire azul y tibio. Uno …