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Tatiana Depetris y un análisis sobre el cierre de la cuenta de Twitter de Donald Trump

Trump es todavía un presidente en ejercicio, podría haber hablado por cadena nacional. Si eligió hablar por Twitter es porque esa red tenía una ventaja por sobre la cadena —una red que, cabe aclarar, es una empresa privada también, ¿no?—. Luego, desde Twitter, se le dice que no puede usar libremente esa ventaja, que se traslade a otra red social. El problema es que las otras tampoco lo dejaron hablar por tiempo indefinido. Las redes sociales son, por lo tanto, las que acallaron a un presidente.

La Lic. Tatiana Eva Depetris, coordinadora Mundo Digital del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón – Museo Evita y socia fundadora de Estudio French analiza el uso que hacen los políticos de Twitter. En este caso, habló con Caminos Culturales acerca de lo que está pasando en Estados Unidos con Donald Trump y sus redes sociales, que fueron bloqueadas en varias plataformas. Esta medida —que sorprendió al mundo— fue tomada para acompañar el proceso institucional que se está llevando a cabo luego de los hechos ocurridos en el Capitolio durante la sesión del Congreso que ratificaría la victoria electoral de Joe Biden

C. C.: ¿Cuál es el poder de Twitter y por qué es la red elegida por muchos políticos?

La novedad que introdujeron las redes sociales como Twitter fue permitirles a figuras políticas hablar directamente con su público objetivo (los electores) más allá del mitin, es decir, sin intermediación de los medios tradicionales, la prensa, la línea editorial, periodistas… Por eso, en distintos países, fuimos testigos de varios choques entre figuras políticas y los medios hegemónicos. En el fondo, esa hegemonía estaba siendo cuestionada: ya no eran tan necesarios porque había otras maneras de expresar las ideas. En el caso de Estados Unidos y de lo que está pasando con Trump, lo que están haciendo es tratar de clausurar a través de las redes sociales lo que no están pudiendo resolver institucionalmente: la crisis de la representatividad del sistema electoral, el colegio electoral, la financiación de los candidatos, los beneficios de esa financiación, el lobby y el impeachment, entre muchas otras cosas.

C. C: ¿Qué precedente sienta este hecho? ¿Puede hablarse de censura?

Trump es todavía un presidente en ejercicio, podría haber hablado por cadena nacional. Si eligió hablar por Twitter es porque esa red tenía una ventaja por sobre la cadena —una red que, cabe aclarar, es una empresa privada también, ¿no?—. Luego, desde Twitter, se le dice que no puede usar libremente esa ventaja, que se traslade a otra red social. El problema es que las otras tampoco lo dejaron hablar por tiempo indefinido. Las redes sociales son, por lo tanto, las que acallaron a un presidente. Ahí está la posibilidad de una gestión más efectiva que la de las instituciones públicas: les llevó menos tiempo que el juicio político y fue más efectivo. Ahora bien, ¿es peligroso? También. Ángela Merkel sostiene que este tipo de acciones no las puede tomar una empresa privada, sino que deben hacerlo los legisladores de un parlamento, pero me parece que eso es algo impracticable, porque deberían existir organismos supranacionales que regularan eso.

C. C.: Continuando con el peligro que puede representar esta acción: ¿qué opina Jack Dorsey al respecto?

Dorsey sostiene que, de esta forma, se fragmenta la conversación pública global. Me parece que acá hay varios escenarios posibles, hay que ver cuál se desarrolla para poder saber si esto se va resolver de manera positiva o negativa. Uno de esos escenarios es que se termine empujando a este tipo de personajes a plataformas más marginales y que estos discursos circulen entre fanáticos; puede generarse una subcultura imparable —sería peor el remedio que la enfermedad— o ahogarla, justamente porque se perderían los usuarios moderados, los que utilizan redes más mainstream y siguen al personaje solo por cuestiones de consumo irónico por ejemplo. El otro escenario es que quede todo como hasta ahora y que Trump hable a través de voceros como Ted Cruz o Rudy Giuliani. Aparentemente, hubo intentos por parte del equipo de Trump de abrir cuentas alternativas en Twitter y también fueron bloqueadas, pero puede pasar que una figura pública de su entorno asuma el rol de vocero.

C. C.: Y para terminar, ¿cuál es tu posición respecto al cierre de la cuenta de Trump?

Esto lo venimos hablando en Estudio French desde hace tiempo, no es algo que se pueda resolver ya ni sobre lo que se puedan sacar conclusiones definitivas porque es un proceso que está aconteciendo y del que somos testigos. Lo que sí considero es que esto confirma que la infraestructura de nuestro mundo, occidental y capitalista, está cambiando. Nuestros modos de producción están cambiando, están siendo atravesados por la transformación digital y eso va a impactar sobre todas nuestras instituciones, la presidencia y la democracia de Estados Unidos incluida. Nuestro día a día y nuestros trabajos, por lo tanto, también cambiarán, y mucho.

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Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández

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