Entrevista a Carina Judith Villafañe Battikha, historiadora aeronáutica que recorre los caminos de José Gabriel del Rosario Brochero, el hombre de sotana negra y sombrero de paja que llevó la fe y la misericordia en las cabalgatas por las Altas Cumbres.
-¿Quién fue el Cura Brochero?
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Carreta Quemada, un paraje cercano a Villa Santa Rosa del Río Primero. Es una de las figuras centrales de la historia de Córdoba por su obra evangelizadora en las Altas Cumbres, Casa San Martín, Villa Santa Rosa de Río Primero y el desierto de Mascasín en la Provincia de La Rioja. Junto a su mula Malacara, recorrió los caminos que él mismo impulsó con su gran amigo el doctor Juárez Celman en 1883.
Joseph Antonio Brochero, bisabuelo del Cura Brochero, fue un importante terrateniente que dejó su impronta en las sierras ancestrales en Villa Santa Rosa del Río Primero. Está enterrado junto a los padres del Cura Brochero, don Ignacio Brochero y Petrona Dávila, en la Plaza Vieja.
-¿Qué caminos recorrió a lo largo de su vida?
Cura Brochero viajó por las Altas Cumbres, el camino de Panaholma, el de Altautina, todos los rincones de la capital de Córdoba, y entre 1898 y 1902 llegó incluso al subsuelo de la Cárcel Penitenciaria San Martín.
Con el fin de evangelizar a los gauchos matreros de aquel tiempo, conoció el desierto de Mascasín en La Rioja, en donde se reunió con Santos Guayama.
Recorrió Buenos Aires en busca de una solución que nunca llegó. Desde Villa Santa Rosa de Río Primero, descendió con su proyecto de instalación de los trenes y se enfrentó a su enfermedad. En 1910 redactó su testamento de puño y letra. Sus últimos días fueron difíciles con la calma que le dio la fe católica, apostólica y romana para enfrentar la lepra. Falleció el 26 de enero de 1914.
-¿Por qué abrazó el camino del Señor?
Cuando era niño, ayudó a que no se ahogara otro pequeño que nadaba, rezó y logró recuperarlo. Hoy en día se lo recuerda con una placa llamada “El milagro” y allí en las cercanías se proyecta un parque temático de dimensiones importantes cuyo financiamiento es impulsado por el gobierno de la Provincia de Córdoba, a cargo de Juan Schiaretti.
La familia del Cura Brochero siempre tuvo una impronta de fe dada por su padre don Ignacio Brochero, un hombre analfabeto que realizaba duros trabajos en el campo, en Carreta Quemada y Monte Largo. Fue en el seno familiar en donde se despertó la fe del Cura Brochero, quien luego tendría la formación en el Seminario y posteriormente como doctor en Filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba.
-¿Qué mensaje de fe reciben quienes recorren los caminos brocherianos?
Todo peregrino recuerda el andar de Cura Brochero con su sotana negra y el sombrero de paja que lo acompañó en su fe. Las caminatas y las cabalgatas invitan a los promesantes a elevar una oración por el cura gaucho.
Para muchos fieles, él ya era santo antes de la canonización. En las Altas Cumbres, Altautina, San Pedro, Villa Dolores, Mina Clavero, Malagueño y Córdoba Capital, es una fe que se renueva todos los días cuando uno habla de José Gabriel.
-¿Qué filosofía proclamaba Brochero a sus fieles?
Él cruzó las montañas con la fe de dar vida a muchos feligreses que estaban en condiciones de abandono. Las cartas de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús dejan constancia de cómo vieron ellas el obrar del Cura Brochero con estas personas y a través de las misas que celebraba en lugares apartados, en las piedras de las Altas Cumbres. También vemos su filosofía reflejada en las misas que se realizaban en el subsuelo de la cárcel San Martin y en la asistencia que brindaba a los enfermos de cólera. En una oportunidad le manifestó a un feligrés que lo más importante era la ejecución de las obras y no el dilatar cuando ya se había dado la palabra. Él proclamaba el cumplimiento empeñado.
-¿Qué mensaje nos deja su obra?
Su vida y su obra constituyen un ejemplo para todos los argentinos. Quienes no lo conocen verdaderamente pueden redescubrirlo a través de sus caminos, que están próximos a tener su declaratoria a nivel nacional: desde el lugar de su nacimiento, pasando por el sitio de la obra cumbre Villa Cura Brochero, hasta los más alejados como Altautina, el desierto de Mascasín y la cárcel penitenciaria San Martín. La carta del 18 de noviembre de 1899 es un ejemplo claro del reconocimiento de los setenta presos a los ejercicios espirituales que tanto bregó José Gabriel Brochero.
Patricia Ortiz
Corrección: Lic. María Belén Pozzi
Patricia, es una nota que contiene una gran emocion del camino recorrido, junto a todo el equipo que trabaja por la proteccion patrimonial. Felicitaciones por la diagramacion, fotos redacciòn de una figura como Joe Gabriel del Rosario Brochero. Quien mas que el para orientarnos en momentos tan duros y tu le has dado vida a la nota que seguramente sera muy comentada. Felicitaciones a todo el equipo de Caminos Culturales, y a vos! Con sincero reconocimiento Carina Villafañe Batica