Yolanda Hadad, en Barreal, una historia para recordar es el título del libro que ya forma parte de la memoria de la encantadora localidad sanjuanina.
Su autora, un ejemplo de pasión y trabajo, dedicó su energía y deseos de escribirlo, quizás al intuir que el tiempo en esta tierra iba llegando a su fin. Esta sería una forma de cerrar una vida de creación y aporte a la educación y a la cultura dejando a su nieta Camila Barrios como única heredera de su obra.
La foto de la portada del libro la muestra con su bondadosa sonrisa, rodeada de un magnífico paisaje de montaña refrescado por un arroyo. Las hermosas vistas, que pasan por el río Los patos, lo convierten en el lugar ideal para juntar duraznos y hacer dulce, recorrer colmenas de abejas y caminar bajo el cielo soleado.
De esta forma, como designio del cielo y en este marco natural, el 21 de octubre de 2022 —como un último regalo ofrecido a su comunidad—, su historia fue presentada en el recinto del colegio “Jesús de Buena Esperanza, de la Universidad Católica de Cuyo, guardará para siempre las palabras de la representante legal de la institución, señora Silvia Berrino quien, junto a su equipo de edición y el público presente, formaron parte del acto cultural soñado por Yolanda.
“El libro de mi abuela se presentó una semana antes de su fallecimiento, mes en el cual se cumplieron 50 años de la creación del colegio (la primera escuela de frontera en la localidad). En su creación, mi abuela y mi abuelo fueron partícipes importantes, junto a Monseñor Carlos Cruvellier, quien además de ser el director, en ese momento vivía en la casa de ellos compartiendo una gran amistad. El sueño de Cruvellier era lograr la creación de un espacio educativo, motivo por el cual los docentes y asistentes, entre ellos mi madre, trabajaban ad honorem”, comentó la joven Camila a Caminos Culturales.
Cada página del libro reconstruye las vivencias de una mujer que amaba lo que hacía. Yolanda cuenta que “los cursos estaban repartidos en diversos espacios de la casa Hadad; la secretaría se encontraba en la cocina y la biblioteca en lo que hoy es un depósito. Aún se puede descubrir la placa que indica que allí funcionó el solaz de lectura”. A modo de darle un marco histórico, la presentación del libro se realizó allí, ya que era una actividad relacionada con un nuevo aniversario de la escuela y una forma de homenajear su labor.
Los sabios y experimentados 93 años de Yolanda testifican que existen personas que siempre apuestan y proyectan pensando en mejorar la vida de otros. De acuerdo con las palabras escritas de su puño y letra, “la idea de escribir este sencillo libro es narrar hechos y costumbres de Barreal para atesorarlos, como lo hice yo, y transmitirlos de generación en generación”.
La infancia está sembrada de recuerdos, de esencias y de perfumes de hogar; la vida junto a quienes regaron nuestras raíces es una huella imborrable que Camila seguirá con la responsabilidad de ser esa flor que ya se abre para brindar sus colores y formas propias. “Desde pequeña, y pese a transitar por diversas provincias por el trabajo de mi padre, siempre venía a Barreal a pasar mis vacaciones y tiempos libres. Mi niñez transcurrió aquí con mis abuelos que siempre me contaban anécdotas para que yo las grabara, recreando una entrevista. La curiosidad ha sido siempre un elemento común con ellas”, continuó la joven que siempre entendió que debía continuar con el trabajo inculcado con amor.
Estos sentimientos de arraigo la llevaron a instalarse definitivamente en Barreal para trabajar como docente en la escuela que Yolanda ayudó a fundar: “Mi sentido de pertenencia se incrementó al sumar el aprendizaje del tejido y las manualidades que formaban parte de su mundo artesanal. Fueron almuerzos, reuniones, tardes de mates en las cuales yo incorporaba conocimientos sobre el pueblo, las costumbres y las personas que formaban parte de la comunidad. De ahí que la joven afirma: “Mi abuela tenía que escribir un libro”.
Y así fue. Abuela y nieta pusieron manos a la obra: rememoraron hechos, fechas, nombres, acontecimiento y lugares; luego, los escribieron en un cuaderno para lograr un folio con las anotaciones que, después, fueron ordenadas cronológicamente por tema, y así la intervención de Camila dio el toque final al ingresarlo en la computadora. El resto es historia.
“Es un texto interesante, no solo para aquellos que conocieron y quisieron a mi abuela, sino para quienes caminan por la famosa plazoleta o triángulo que está allí y que, en realidad, es un barco, por ejemplo”. Es un texto que describe una Barreal sanjuanina y argentina. Debe haber muchas Camilas con ansias de viajar en la lectura y familiarizarse con su origen y crecimiento. Es el lugar donde viven, “sus raíces”.
Luego continuó con el relato para detenerse en el momento de su vida en el cual un accidente provocado por un alud la enterró dos metros bajo tierra en el auto que manejaba: “Casi muero o morí por un tiempo. La secuela fue un estrés postraumático del cual fui saliendo gracias al consejo de mi psiquiatra”. “Escribir fue mi cable a tierra y la manera de volver a conectarme con la vida que quería para mí. Hoy ya tengo mi libro terminado y en él cuento cómo fue el accidente, lo que sentí y todos los procesos por los que pasé, pero aún no puedo editarlo”.
Yolanda Hadad, en Barreal, una historia para recordar es como escuchar su voz. Son sus palabras, su esencia. Todo lo escrito y cómo está escrito, me hace sentir como si la tuviera sentada cerca de mí. Cuando lo presentó en sociedad fue muy contundente al expresar su interés en realizarlo: “Conocer la historia de nuestro lugar es uno de los elementos que conforman nuestra identidad; ofrece y muestra rasgos de nuestra personalidad y costumbres”. Deseo de todo corazón que Barreal sea reconocido nacionalmente, no solo por sus atractivos paisajes y turismo, sino también por su rica historia”.
La obra de aquella mujer sanjuanina, dueña de una personalidad empática, sociable y solidaria se agigantará día a día, gracias a la antorcha encendida que su mejor discípula empuña con el objetivo de cumplir los sueños y los proyectos que juntas diseñaron.
“Siempre vivió e hizo lo que consideró que debía. Me da la tranquilidad de pensar que se fue en paz, sin pendientes y que su misión terminó aquí con la presentación de su libro y, seguramente, continuará en el cielo. Mujeres como ellas nacieron para hacer en libertad e independencia; transcender y dejar huellas. Y ella lo hizo”, manifestó Camila Barrios conteniendo algunas lágrimas.
El pacto de amor fue sellado el mismo día en el cual su libro fue presentado frente a su público, adelantándose a su irreversible adiós: “Yo ya cumplí”. Luego miró a su nieta con los ojos bañados en llanto y expresó: “Ahora te toca a vos”. En ese momento la joven supo que se refería a su propio libro, aunque hoy se da cuenta de que le pedía que continuara con su legado.
“Siento de alguna forma que mi abuela me pasó “su posta”; un lugar muy difícil de llevar…, y aunque no le llego ni a los talones, me siento orgullosa porque me eligió y voy a hacer lo posible para honrar su vida y memoria hasta el último día de mi vida…”.
Homenaje de Patricia Ortiz
Corrección: Beatriz Rodríguez
Crédito fotográfico: Camila Barrios